sábado, 20 de febrero de 2016

Gaspard Caderousse, El Conde de Montecristo

La obra maestra El Conde de Montecristo es una novela  que nos presenta a villanos con distintos matices, algunos actúan por odio y envidia, otros por avaricia, algunos más por venganza y los hay quienes atacan hasta por diversión. Gaspard Caderousse es quizás el más bajo de los villanos puesto que su cobardía opaca por momentos su maldad.
Se trata de un joven sastre marsellés y amigo, en apariencia, de Edmond Dantés. Caderousse es una rata envidiosa que se enfurece aun cuando un pobre infeliz tiene con qué comer. Al volver Dantés de un viaje con una modesta riqueza, el sastre se llena de envidia, incluso se aprecia capaz de todo por destruir la felicidad de Dantés.
Poco después, cuando Mondego y Danglars traman la perdición del joven marinero, Caderousse, junto a ellos y en estado de ebriedad, se muestra acobardado, incluso dice sentir simpatías por Dantés. Ese momento de debilidad se lo relata a un misterioso abate años después y es lo que lo salva de la perdición. Porque el abate no es otro que Dantés, fugado de prisión y con poder suficiente para destruir a cualquier enemigo.
En lugar de castigarlo, Dantés provee a Caderousse de una modesta fortuna con la cual podrá vivir bien el resto de su vida. Pero el antiguo sastre no la quiere compartir con su esposa, se deshace de ella y termina en prisión, por azares del destino junto al hijo ilegitimo Villefort, Benedetto.
Cuando Dantés se hace presente en París para dar la última estocada de su larga venganza, también aparee Caderousse con las peores intenciones, ya más viejo y más malo, quizás alejado de su antaño tenue sentimentalismo. Dantés lo descubre y tal vez creyendo que ya es imposible redimirlo, permite que sea asesinado por su cómplice, Benedetto. Mas poco antes de su muerte le revela quién es en realidad ese oriental cubierto de oro a quien todos llaman Montecristo, pretendiendo probarle con ello que Dios castiga a los malos y gratifica a los buenos.