La venganza de una mujer con heridas de amor es una novela que nos retrata a una heroína no desde la clásica y trillada visión de la mujer que es heroína de la mano de un hombre o para quedarse con un hombre como acto heroico.
Naadp Zeló no es la protagonista que pudiera
gustarle a una mujer feminista que quiere que el día domingo se llame dominga,
su feminismo no es el de la confrontación ni el de cambiar las reglas, sino el
de imponer sus propias reglas. Después de una decepción amorosa, Naadp decide
no reconstruirse, sino construirse. Es una mujer que sabe decir “adiós” sin
comas ni puntos suspensivos, y quizás allí radica su grandeza como personaje,
porque ella no espera ni un día, ni una
hora, ni un minuto y ni siquiera un segundo para que el hombre que amó
recapacite, cambie, la revalore y vuelva con a su lado.
Tampoco es la clásica mujer que
se pasa la vida -la única que tenemos-, esperando una razón por la cual su
pareja la ha abandonado, y culpándose de lo que “pasó”, sino que simplemente
asume el hecho y se va, pero, a diferencia de aquellas personas a las que les
gana la nostalgia, el deseo del reencuentro o de una segunda oportunidad, ella
se va para siempre, y se va, sobre todo, para no volver nunca a ser la misma a
la que su novio ha abandonado.
Previsiblemente, esa capacidad
que tiene de irse para ser otra, totalmente otra, hasta con otro nombre, es lo
que la vuelve inolvidable, imprescindible e invaluable, casi una deidad
desconocida, para el hombre que se fue
pensando –sin culpa- que a ella le haría pedazos el corazón.
En adelante a esa nueva mujer la
envuelve el misterio, ella, que antes era frágil, manipulable y predecible, ahora
no tolera ni admite que nadie se meta ni mucho menos cuestione su vida privada,
su vida amorosa y sexual; no permite que se sepa nada de su realidad, dando pie
con ello a que se sospeche de todo, sin que por obviedad se confirme nada.
Nos encontramos ante una heroica
no de un género, su género, sino de sí misma, una heroína individualista cuyo
logro no es colectivo sino que simplemente se nota –porque no se sabe- que es
feliz, y es feliz porque no ha sabido llevarse el pasado a cuestas, soportar el
peso de ese pasado para que le arruine la vida, la única vida que tiene, como
suelen hacerlo tantos pasados con tantas personas que no saben desprenderse de
ellos.
En una época es la que puede
haber mujeres que de día van a una marcha feminista y de noche le entregan su teléfono
al novio para que les revise cada mensaje, Naadp Zeló se vuelve una heroína no
de la mujer contra el hombre, sino de la mujer contra sí misma, puesto que,
como dicen, el peor enemigo lo llevamos siempre dentro.