Como personaje gótico es
imposible negar que Batman se defiende bien, evoluciona al gusto de esta
sociedad postmoderna y resurge de sus recaídas para hacer que lo estimemos
como en la infancia en la cual lo conocimos. Pero no por eso me gusta más que Eric
Draven.
Vamos por partes, primero que
nada, es imposible negar que la fama de la película El cuervo, y del personaje diría yo más que la película en sí,
viene debido al desgraciado final que tuvo durante su rodaje Brandon Lee,
un joven que estaba que ni mandado a hacer para el personaje gótico que
encarnó: rasgos achinados pero no tanto y aspecto malencarado sin caer en lo malévolo.
Lee murió cuando le dispararon con unas balas que pretendían ser salvas y que
eran bastante reales antes siquiera de que la película estuviera terminada, una
desgracia que para un filme gótico resultó ser la mejor promoción.
La muerte de Lee lo soldó de
forma inseparable a su personaje. Brandon Lee es ese cuervo, ese personaje nostálgico
y oscuro que tan bien encarna la moda gótica contemporánea. Pero, por otro
lado, no por ello se puede negar que la obra brilla con luz propia.
La película nos cuenta la triste
pero no por eso menos hermosa historia de Eric Draven y su novia, una joven
pareja de Detroit que es víctima de una pandilla de maleantes, torturada
y asesinada una noche siniestra, la noche antes de Halloween.
Un año después, Eric sale de su
tumba guiado por un tétrico cuervo que se vuelve su compañero inseparable. El joven
recucitado toma un atuendo acorde a su amigo oscuro. Se transforma en cuervo
que por las noches busca uno a uno a aquellos que terminaron con su felicidad y
su vida al mismo tiempo.
Pero aunque es un vengador, es
bueno; Eric se convierte en un especie de antihéroe que castiga a los malos a
la vez que trata de ayudar a quienes estimaba en vida. La historia quizás pueda
ser la de una venganza similar a muchas otras, pero el contexto es que lo que
ha vuelto a la película un clásico imprescindible.
Ese hombre vestido de negro con la cara blanca, deambulando
por las noches mientras un cuervo vuela sobre su cabeza como una especie de
guardaespaldas, se ha convertido, por méritos propios, en el mejor personaje
gótico del cine, por mucho que eso pueda pesarle a Batman.