Es realmente
un personaje de aparición breve el de Sibyl Vane en El retrato de Dorian Gray, pero su importancia es mucha. Ella desencadena
inocentemente el proceso de degradación moral que consume a Dorian o, mejor dicho, a su retrato, porque él siempre
está, en cuanto a su apariencia física, imperturbable.
Sibyl es
una actriz adolescente de un teatro con apariencia de burdel en los suburbios
de Londres. Su madre es también actriz pero ya fracasada y su hermano un
fortachón sin talento ni vocación de nada que sueña con la fortuna. Es hija
ilegitima de un noble que no pudo reconocerlos a ella y a su hermano porque tenía
el pequeño defecto de estar casado.
Un día
acude a su teatro de mala muerte el ocioso y aparentemente bondadoso Dorian
Gray. Al verla actuar cree enamorarse perdidamente de ella. Sibyl, al no haber
conocido el amor, lo busca en sus personajes y lo halla bien. Eso lo nota
Dorian y de allí nace su “amor” hacia la
hermosa joven.
Pero la
que sí se enamora y perdidamente es ella, y al encontrar el amor real, con el
que sólo soñaba, ya no es necesario buscarlo en sus actuaciones, porque ése que
antes la consolaba era solamente un amor ficticio.
Dorian decide
casarse con ella. Pero no con la
Sibyl humana, sino con la actriz, la irreal. Lleva a sus
amigos Harry y Basil a verla actuar, presumiéndoles de antemano su gran
talento. La actuación de la joven, que no puede fingir amor porque ya lo
siente, resulta atroz. Los amigos de Dorian abandonan el teatrucho
decepcionados y él casi se muere de la vergüenza. Desquita su coraje con Sibyl,
la humilla y le rompe el corazón abandonándola.
Dorian no se arrepiente de haberla torturado con su desprecio. Pero al ver que esa maldad que habita en él ha causado estragos muy visibles en su retrato, decide recuperar su perfección haciendo la noble obra de casarse con ella. Lamentablemente no puede consumar su egoísta propósito, porque para entonces Sibyl ha decidido hacer la mejor escena teatral de su vida -con el mayor realismo posible-: morir por amor.
Dorian no se arrepiente de haberla torturado con su desprecio. Pero al ver que esa maldad que habita en él ha causado estragos muy visibles en su retrato, decide recuperar su perfección haciendo la noble obra de casarse con ella. Lamentablemente no puede consumar su egoísta propósito, porque para entonces Sibyl ha decidido hacer la mejor escena teatral de su vida -con el mayor realismo posible-: morir por amor.