Albram Dorogant, protagonista
de la novela El príncipe de la soledad,
y Heathcliff, protagonista de Cumbres
Borrascosas, me recuerdan mucho uno al otro. Quizás porque las dos novelas
las leí recientemente y porque ellos son personajes perfectamente bien
delineados. Ya de ambos escribí una biografía: la de Heathcliff se puede leer
aquí y la de Albram aquí.
Albram y Heathcliff la hacen
en sus respectivas novelas de protagonista, villano, héroe, antihéroe y de
personaje oscuro y misterioso. Me ha gustado más Albram porque son más sus
misterios y porque sus actos se prestan para interpretarlos de muchas maneras,
incluso para ver en él a un personaje lleno de soledad y deseoso de afecto. Heathcliff
por lo que a él le toca no oculta mucho. Y dejando a un lado su extraño origen,
jamás da muestras de hipocresía, su maldad es pura y hace uso de ella con
evidente orgullo.
Algo que comparten es su
soledad, típica en todo antihéroe, aunque no por eso a todo antihéroe le queda
bien. Heathcliff suele desahogarse sólo con la sirvienta de su familia
adoptiva, Nelly Dean, y Albram únicamente revela un poco de lo que piensa y
mucho menos de lo que siente a su primo Olfen. Los dos personajes están
profundamente desubicados, pero no porque ellos lo hayan elegido así. Los padres
de Albram tuvieron un hijo que no debieron tener, y con ello lo condenaron a la
soledad y a ser víctima de algo parecido al racismo. Y Heathcliff al ser abandonado
por sus padres y recogido por un hombre que lo llevó a un lugar donde no
encajaba, también fue condenado a desenvolverse en un entorno hostil.
Debido precisamente a que su
infancia no fue sencilla, los dos de adultos se vuelven sumamente
temperamentales. La fortuna, quizás -se desconocen aún los detalles-, le dio a
Albram una posición que le permite devolver toda la hostilidad de la que fue víctima
por su extraño y prohibido origen. Y la forma en que Heathcliff se hizo un
hombre poderoso tampoco está muy clara. Lo cierto es que ambos tienen poder y
no se quedan con las ganas de usarlo para poner de rodillas a quienes se han
atrevido a ofenderlos mínimamente.
Otra cosa que comparten es su
relación con la muerte. Heathcliff desde que pierde a su amada Cathy de alguna
forma la anhela, la desafía y finalmente no sólo la busca sino que va a su
encuentro. Albram sabe que a él la muerte lo espera pronto y no parece intimidarse
por ello. Se muestra desafiante con su porte de ángel oscuro y sólo aparenta
querer vivir un poco más para fastidiar a quienes no le agradan.
Si en algo se diferencian claramente es en que identificarse con Albram es sencillo. Es el héroe vengador que todo desgraciado quiere llegar a ser. Pero identificarse con Heathcliff, un personaje de reacciones extrañas y dueño de una muy sincera maldad, parece una tarea imposible.
Si en algo se diferencian claramente es en que identificarse con Albram es sencillo. Es el héroe vengador que todo desgraciado quiere llegar a ser. Pero identificarse con Heathcliff, un personaje de reacciones extrañas y dueño de una muy sincera maldad, parece una tarea imposible.
Por cierto, El príncipe de la soledad está gratis AQUÍ. Es una obra maestra y toda obra maestra merece promoción.
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