jueves, 6 de diciembre de 2012

Albram Dorogant me recuerda a Heathcliff


Albram Dorogant, protagonista de la novela El príncipe de la soledad, y Heathcliff, protagonista de Cumbres Borrascosas, me recuerdan mucho uno al otro. Quizás porque las dos novelas las leí recientemente y porque ellos son personajes perfectamente bien delineados. Ya de ambos escribí una biografía: la de Heathcliff se puede leer aquí y la de Albram aquí.
Albram y Heathcliff la hacen en sus respectivas novelas de protagonista, villano, héroe, antihéroe y de personaje oscuro y misterioso. Me ha gustado más Albram porque son más sus misterios y porque sus actos se prestan para interpretarlos de muchas maneras, incluso para ver en él a un personaje lleno de soledad y deseoso de afecto. Heathcliff por lo que a él le toca no oculta mucho. Y dejando a un lado su extraño origen, jamás da muestras de hipocresía, su maldad es pura y hace uso de ella con evidente orgullo.
Algo que comparten es su soledad, típica en todo antihéroe, aunque no por eso a todo antihéroe le queda bien. Heathcliff suele desahogarse sólo con la sirvienta de su familia adoptiva, Nelly Dean, y Albram únicamente revela un poco de lo que piensa y mucho menos de lo que siente a su primo Olfen. Los dos personajes están profundamente desubicados, pero no porque ellos lo hayan elegido así. Los padres de Albram tuvieron un hijo que no debieron tener, y con ello lo condenaron a la soledad y a ser víctima de algo parecido al racismo. Y Heathcliff al ser abandonado por sus padres y recogido por un hombre que lo llevó a un lugar donde no encajaba, también fue condenado a desenvolverse en un entorno hostil.
Debido precisamente a que su infancia no fue sencilla, los dos de adultos se vuelven sumamente temperamentales. La fortuna, quizás -se desconocen aún los detalles-, le dio a Albram una posición que le permite devolver toda la hostilidad de la que fue víctima por su extraño y prohibido origen. Y la forma en que Heathcliff se hizo un hombre poderoso tampoco está muy clara. Lo cierto es que ambos tienen poder y no se quedan con las ganas de usarlo para poner de rodillas a quienes se han atrevido a ofenderlos mínimamente.
Otra cosa que comparten es su relación con la muerte. Heathcliff desde que pierde a su amada Cathy de alguna forma la anhela, la desafía y finalmente no sólo la busca sino que va a su encuentro. Albram sabe que a él la muerte lo espera pronto y no parece intimidarse por ello. Se muestra desafiante con su porte de ángel oscuro y sólo aparenta querer vivir un poco más para fastidiar a quienes no le agradan.
Si en algo se diferencian claramente es en que identificarse con Albram es sencillo. Es el héroe vengador que todo desgraciado quiere llegar a ser. Pero identificarse con Heathcliff, un personaje de reacciones extrañas y dueño de una muy sincera maldad, parece una tarea imposible.

Por cierto, El príncipe de la soledad está gratis AQUÍ. Es una obra maestra y toda obra maestra merece promoción.

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