Aureliano Buendía,
el primero, es uno de los personajes más importantes de la magna obra de
Gabriel García Márquez, Cien años de
soledad. Es el primer personaje en ser mencionado en la novela y ese inicio
hace suponer al lector durante muchas páginas que morirá fusilado.
Es el segundo
hijo de José Arcadio y Úrsula, los fundadores de Macondo, y es también
completamente diferente a su hermano mayor. Aureliano es un hombre
profundamente solitario, tanto que sus actos parecen irracionales, y el lector
no los comprende hasta que se revela su incapacidad de amar y la terrible
soledad que lo ha consumido toda su vida.
Aunque es
sumamente serio, y menos calenturiento que su hermano, es el Buendía que más
hijos tiene en la novela: un total de dieciocho. Aunque solo uno de ellos es
beneficiado con el apellido familiar.
De joven
practica la metalurgia y platería: es aficionado a fabricar pescaditos de oro y
a pasarse en esa tarea días enteros en su taller. Sorprende a toda la familia
cuando se enamora de una niña y se empeña en casarse con ella. Enviuda al poco
tiempo de haberse casado, y ese es el principio de un cambio radical en el personaje.
Tras descubrir
que su suegro hizo un fraude en las elecciones, se enrola al partido liberal,
se autonombra coronel y se levanta en armas. Es en esta parte donde García Márquez
más provecho obtuvo de él. Lo usó para ejemplificar al típico militar latinoamericano,
sin formación y fanatizado ideológicamente. El coronel Aureliano Buendía se
vuelve un autoritario que no se anda por las ramas para ordenar fusilamientos. Pese
a su crueldad, conserva un rasgo de modestia al nunca elevar su rango militar
pese a ser el jefe de un ejército rebelde, en 32 guerras contra el gobierno.
Durante sus
andazas, diecisiete mujeres interesadas en tener hijos de los más fieros
guerreros se meten en su cama. De allí salen los diecisiete Aurelianos,
aceptados entre los Buendía como sus familiares, aunque no llevan de su padre más
que el nombre.
Cansado de la guerra, el
coronel firma un tratado de paz con el gobierno, y tras fallar en un intento de
suicidio, vuelve a Macondo a encerrarse en su taller a fabricar pescaditos de
oro. Todavía, antes de morir de viejo, suelta una bravuconada contra el
presidente de la República, lo que hace que éste asigne a unos asesinos que se ocuparán de darles
cacería a sus diecisiete hijos, y cumplirán su misión sin importar cuántos años
les lleve.
Espectacular...! Gracias Gabo
ResponderEliminarIncomparable!
ResponderEliminarMás que Pelé, Maradona y Messi juntos.-
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