domingo, 28 de octubre de 2012

Albram Dorogant, de El príncipe de la soledad


El príncipe de la soledad, de Adam J. Oderoll, es una novela que está adquiriendo, según he visto, gran popularidad en algunos blogs, donde la catalogan como una obra maestra (puede descargarse gratis AQUÍ). Tan buenas reseñas he encontrado que me decidí a leerla y ahora me consta que sobre su calidad no se ha exagerado.  Me dejó gratamente sorprendido el protagonista, Albram Dorogant, por los misterios que giran a su alrededor, la manera en que están planteados y lo interesantes que resultan.
El personaje más atractivo de una novela es casi siempre aquél que está lleno de misterios. Pero no cualquier escritor sabe rodear de buenos misterios a sus personajes. Y cuando uno sí lo logra, el lector incluso desea que los misterios no se aclaren para seguir disfrutando de ese personaje tan fantásticamente interesante.
A Albram se le conoce por varios nombres: Albram Dorogant, nombre que heredó de su padre; o Albram Ra lun Dorogant, una variante de su nombre que le dio su abuelo materno para aristocratizarlo y evitar así que fuera discriminado; y también el de Honorable Juez Albram I Dorogant, que es el titulo que lo convierte en uno de los seis personajes que imparten la justicia en el Círculo, el lugar en el que su destino, muy a su pesar, lo obligó a vivir.
Este interesante joven pertenece, a medias, a una aristocrática familia que tiene el privilegio de que uno de sus miembros sea uno de los seis jueces. El abuelo materno de Albram, Olfen Ra lun Airlurfan, no sólo fue un respetado juez, también un brillante estratega militar que devolvió, tras una difícil guerra, la paz a los habitantes del Círculo.
Cuando Olfen muere, aun teniendo un hijo varón, de manera inesperada hereda su puesto a Albram, quien pasó a ser el juez más joven de la historia, y también el más irresponsable y apático en sus funciones. Y precisamente cuando Albram empieza a ejercer su puesto de juez, también empiezan los problemas para el Círculo. La guerra, erradicada por años, se aproxima de manera inevitable, pero no es el único ni el mayor problema. Los aristócratas, los que mandan, no pueden saciar su sed con agua común, requieren de una muy especial que sólo existe en un río y que repentinamente se empieza a agotar.
Presionados por el miedo a desaparecer, los aristócratas empiezan a actuar de forma diferente a como lo venían haciendo, y rompiendo las leyes que los han regido por siglos, fijan su mirada en los inferiores -los seres humanos-, cuya sangre es capaz de sustituir el agua que están perdiendo. Pero a Albram todos estos problemas lo tienen sin cuidado. Él no es como los demás aristócratas -de hecho ellos no lo consideran como uno de los suyos-, no comparte sus problemas y los odia más que ellos a él.
Ante las dificultades de los aristócratas, Albram se muestra apático y burlón. Cuando llega la guerra, teniendo a su mando al temible ejército que le heredó su abuelo, va al campo de batalla, pero sin llegar a un acuerdo con los demás jueces y sin decir de qué lado va a pelar.
Ya en la guerra, Albram se revela como un gran comandante, valiente como el más fiero soldado y astuto como ningún otro aristócrata. Se da cuenta antes que otros de los peligros que se ocultan detrás de la primera batalla. Se entera gracias a su inteligencia y al desarrollo de los acontecimientos de que hay seres malvados y poderosos que manipulan a los que fueron al campo de batalla y de que nada a fin de cuentas es lo que parece.


Al final de la novela Albram deja un extraordinario sabor de boca. El lector queda satisfecho con la revelación de sus misterios, pero surgen otros y los que quedaron pendientes se hacen más extraños y más interesantes.
Lo que es imposible saber en esta primera entrega -espero que ya ande por ahí pronto la segunda parte, porque quiero devorarla ya- es lo que Albram pretende. Sus objetivos no quedan del todo claros, y su peligrosidad y el hecho de que no es tan malo como trata de hacer creer apenas puede percibirse. O quizás es más malo de lo que aparenta y trata de limpiar un poco su negra reputación. Es difícil decir con certeza algo sobre él porque es un maestro del engaño; y es también un personaje extraordinario al que no está de más seguirle los pasos.

sábado, 27 de octubre de 2012

Heathcliff, de Cumbres Borrascosas


Heathcliff es el personaje principal de Cumbres Borrascosas, y también uno de los más extraordinarios que pueblan laliteratura universal. Interpretarlo en una película debe de ser para un actor un reto extraordinario. Muchos lo han intentado y bastantes de ésos lo han hecho con un fracaso estrepitoso.
No se sabe nada de él hasta antes de ir a vivir a Cumbres Borrascosas. Se ignora su fecha de nacimiento y la identidad de sus padres, quienes probablemente no eran ni ingleses ni europeos. En algún momento de la novela, Nelly Dean le dice, cuando Heathcliff aún es un niño, que probablemente su padre fue de la China y su madre de la India, ya que es moreno y tiene ojos y cabello color negro.
El patriarca de la familia Earnshaw encuentra en Liverpool a Heathcliff abandonado cuando apenas es un niño -de ahí el misterio de la identidad y nacionalidad de sus padres-, lo lleva consigo a Cumbres Borrascosas y lo adopta como a un hijo, pero sin ponerle el apellido Earnshaw, por lo que su nombre durante toda su vida le sirve a la vez como apellido.
En cuanto se conocen, Heathcliff y su hermanastra Cathy se hacen grandes amigos. En la niñez pasan todo el tiempo que pueden juntos haciendo travesuras. Heathcliff, a pesar de ser adoptado, es el favorito del patriarca, pero él a su vez jamás da muestra alguna de gratitud por haberlo recogido ni da señales de quererlo.
También siendo niños Heathcliff y Cathy conocen a los hermanos Linton, Edgar e Isabella. Desde entonces Heathcliff empieza a odiar a Edgar porque es rubio y muy agraciado y porque Cathy se hace su amiga.
Ya siendo adultos, o más bien en vísperas de serlo, Heathcliff escucha que Cathy le dice a Nelly Dean que lo ama, pero que se casará con Edgar Linton para así tener una fortuna con que protegerlo. Al escuchar esa charla, Heathcliff desaparece por dos años, sin que se revele dónde estuvo ni a qué se dedicó durante ese tiempo.
Al regresar es, en apariencia, todo un caballero y demuestra estar bien provisto de fondos. Encuentra a su amada Cathy casada con Edgar Linton, pero sin importarle el hecho empieza a acosarla aun en su propia casa y en presencia de su esposo. Allí mismo, en la Granja de los Tordos, también se reencuentra con Isabella Linton, quien se enamora perdidamente de él.
A Heathcliff con el tiempo no se le ha olvidado el nombre de su mayor enemigo, su hermanastro Hindley Earnshaw, quien tras la muerte de su padre lo trató peor que a un esclavo. Cuando aún era un niño Heathcliff dejó ver sus deseos de desangrarlo y pintar con su sangre la fachada de Cumbres Borrascosas. Ya siendo un adulto, se reencuentra con un Hindley envejecido prematuramente y derrotado por el alcohol. Aprovechándose de estas circunstancias, Heathcliff lo despoja de sus propiedades y le devuelve golpe por golpe de cuantos le dio en su niñez. 
Quizás para fastidiar a Edgar y hacer sufrir a Cathy por haberse casado, Heathcliff se casa con Isabella y desde el primer día la condena al más amargo de los sufrimientos. La lleva a vivir a Cumbres Borrascosas, donde Isabella entabla una extraña amistad con Hindley, tal vez debido a que ambos son víctimas de la brutalidad de Heathcliff.
Pero no todo lo que le pasa a Heathcliff satisface su maldad y sus deseos de venganza, la muerte de Cathy lo destruye por dentro aunque por fuera las huellas del dolor ni se le notan. Poco después muere Hindley e Isabella lo abandona, pero a ambos acontecimientos les da la menor importancia y se queda como amo y señor de Cumbres Borrascosas.
Cuando se entera de que Isabella ha tenido un hijo suyo tampoco le presta mucha importancia, pero jura que algún día vivirá con él. Años después, al morir Isabella, Edgar Linton lleva a su sobrino a la Granja de los Tordos, pero Heathcliff se entera inmediatamente y envía a medianoche a su criado Joseph por él. Edgar se niega a entregar a sobrino al inoportuno sirviente, pero queriendo evitarse problemas con Heathcliff, antes de que amanezca envía a Nelly Dean junto con el niño a Cumbres Borrascosas.
La siguiente villanía que se propone Heathcliff es casar a su hijo Linton con su prima Cathy -la hija de la mujer a la que Heathcliff continua amando después de muerta-, para fastidiar aún más a Edgar Linton y quedarse con la Granja de los Tordos. Valiéndose de trampas, engaños y la violencia que tan bien se le da, Heathcliff consigue su objetivo. Al morir Edgar y Linton, se queda con la Granja de los Tordos y mantiene viviendo con él a Cathy, a quien odia y maltrata  por considerarla culpable de la muerte de la mujer que ama -Cathy, la madre, murió pocas horas después del nacimiento de su hija-.
Pero aun consiguiendo todos sus perversos objetivos, Heathcliff no es feliz, y ni siquiera logra vivir en paz. Se pasa la vida pensando en la Cathy muerta y en poder lograr recordar su rostro tal como era. Y al no poder hallar una imagen de ella clara en sus recuerdos, decide suicidarse lentamente evitando dormir y comer, hasta que lo consigue.



Heathcliff es un personaje sencillamente extraordinario. Difícilmente se puede encontrar a uno similar a él en la literatura universal, aun estando ésta poblada de tantos antihéroes. Heathcliff no muestra ninguna de las características de sus sucesores, como ligeros rasgos de gratitud, bondad o arrepentimiento.
Durante toda la novela, Heathcliff jamás demuestra apreciar ligeramente a alguien aparte de a su amada Cathy. Al patriarca de la familia Earnshaw jamás le agradece en su niñez por haberlo adoptado, ni tampoco le corresponde con afecto; a Nelly Dean, quien lo protegió muchas veces cuando era niño y víctima del odio de Hindley, años después llega a golpearla; y a su hijo, Linton, lo odia por muchos motivos y jamás tiene para con él alguna palabra de afecto.
Tomando en cuenta las circunstancias en que llegó a Cumbres Borrascosas, su extraño origen y su más extraña apariencia poco inglesa, aparte de que sus reacciones no se asimilan a las de ninguna otra persona, uno como lector no puede evitar preguntarse: ¿Heathcliff es humano o es un monstruo arrojado a este mundo porque donde nació tampoco lo querían?

viernes, 26 de octubre de 2012

Linton Heathcliff, de Cumbres Borrascosas


Uno de los personajes de Cumbres Borrascosas más despreciables y también dignos de lástima es el desventurado Linton, el  hijo de Heathcliff e Isabella Linton, quienes formaron un matrimonio indescifrable, lleno de sufrimiento, y de una talla literaria inigualable.
Linton nació poco después de que Isabella huyó para escapar de la maldad de Heathcliff. Le dio por nombre el apellido de su familia quizás en homenaje a su hermano o para vengarse de Heathcliff, quien al enterarse de cómo se llamaba su hijo pensó que era una treta de su esposa para que él mismo lo odiara.
De cualquier forma, Heathcliff odió a su hijo en cuanto lo conoció porque no se le parecía en nada. Era un niño físicamente muy parecido a su tío Edgar Linton, pero con rasgos afeminados que se acrecentaban por su siempre deteriorada salud.
Linton vivió con su madre en su infancia, hasta que ella murió y su tío Edgar fue a recocerlo. Pero apenas pudo pasar una noche con la familia de su madre; en cuanto Heathcliff se enteró de que su hijo estaba en la Granja de los Tordos, envío a Joseph por él, quien entró en la propiedad de Linton haciendo gala de pésimos modales.
Edgar Linton creía que su sobrino, al parecérsele mucho físicamente, también era de nobles sentimientos, como él, pero se equivocó. Linton era tan malvado como su padre, sólo que al ser raquítico y enfermizo fingía bondad para dominar a los demás con la lástima que podían sentir por él.
Cuando conoció a Cathy Linton, su prima, se enamoró a su modo de ella, y utilizó todas las tretas posibles, fingiéndose más enfermo de lo que estaba, para retenerla a su lado. Y como su padre deseaba que se casaran para apoderarse de la Granja de los Tordos, llegó a manipularlo, instruirlo y a escribirle las cartas que enviaba a Cathy para hacer que ella se enamorara de él.
Heathcliff veía a su hijo muy insignificante para lograr conquistar a Cathy, por eso utilizó varias trampas y su muy característica violencia para casarlos. Aunque el matrimonio duró poco, ya que Linton estaba desahuciado por sus terribles padecimientos.
Linton Heathcliff despierta varias sensaciones en el lector. Su padre lo odió y se burló siempre de su debilidad, y de esa manera mató la poca bondad que había en él. Y al verse desgraciado, deseó la desgracia de los que estaban sanos y sí poedían ser felices, como Cathy, por eso disfrutó manipularla y verla sufrir, como uno de los pocos logros que un desgraciado como él podía atribuirse. 
A fin de cuentas, el infeliz Linton es un personaje perfectamente bien trazado por la genialidad de Emily Brontë, se hace odiar y provoca verdadera lástima al mismo tiempo, y eso lo consiguen pocos.

jueves, 25 de octubre de 2012

Nelly Dean, de Cumbres Borrascosas


En Cumbres Borrascosas, a diferencia de Lockwood, que es un personaje-narrador que no tiene ninguna trascendencia en la historia, Nelly Dean es la otra narradora que resulta sumamente importante dentro de la trama, es la portadora de los secretos sufrimientos de las familias Linton y Earnshaw, y por si eso no fuera poco, también de los suyos.
Nelly sirve a la familia Earnshaw desde su infancia, incluso en un momento confiesa haber sido hermana de leche de Hindley, por quien siente un aprecio correspondido con un maltrato casi inhumano algunas veces y una tolerancia forzada en otras.
También le toca acompañar en su niñez a Cathy y a Heathcliff, a quienes  aprecia a pesar de que ya logra ver la maldad que los caracterizará en la edad adulta. Nelly incluso llega a servirle de amiga y conseja a Cathy, y cuando ésta se casa con Edgar Linton se empeña en llevarla consigo a su nueva morada, la Granja de los Tordos.
En la Granja, Nelly asiste como confidente forzada al reencuentro de la ya señora Linton y Heathcliff, quien había desaparecido misteriosamente años atrás. A estas alturas, Nelly ya ha comprendido que Edgar Linton es un hombre de nobles sentimientos y se pone de su parte, pero Cathy y Heathcliff son dos mentes perversas que la utilizan en sus maquiavélicos planes sin que ella pueda hacer algo para evitarlo.
Cuando Cathy muere, Nelly se convierte en niñera y después en amiga y confidente de la segunda. Ésta, quizás por la sangre de Linton, no es malvada como su madre, pero sí necia y muy ingenua. Nuevamente sus torpes aventuras meten a Nelly en problemas, como en tiempos de su madre, pero como a la segunda Cathy sí la aprecia se ve en serias dificultades para solaparla y para protegerla de Heathcliff.
Durante todo este tiempo, Nelly se trasforma en un personaje que transmite tristeza al lector. Es confidente casi de todos, soporta y les ayuda en sus problemas, mira indiferente o preocupada, según el caso, sus historias de amor, asiste a sus tragedias y da buenos consejos, pero nunca pasa nada con ella. Nelly no ama nunca, aunque siempre sufre por culpa de otros. Ve cómo se marcha su juventud sirviendo a sus señores sin que éstos alguna vez le pregunten lo que guarda o lo que anhela su corazón.
Y aparte de tener tanto peso en la historia, Nelly tiene otra función más extraña: le transmite prácticamente Cumbres Borrascosas integra a Lockwood, sólo a Lockwood, para que éste a su vez nos la transmita a nosotros, los lectores. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Lockwood, de Cumbres Borrascosas


Cuando salió a la venta la novela Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, en 1846, el público la rechazó. Su estructura desconcertó a críticos y lectores en general, porque no estaba narrada del método convencional. El responsable del incidente no es otro que Lockwood, el narrador personaje que no tiene absolutamente nada que ver en la historia.
Lockwood es, por decir lo menos, un personaje extraño en la literatura universal. Aparece de principio a fin en Cumbres Borrascosas, revela sus sentimientos tímidos, se siente atraído por una de las protagonistas, los conoce casi a todos, y narra la historia, pero también es un personaje que podría no existir sin que los acontecimientos se alteraran en lo más mínimo.
La historia inicia precisamente cuando Lockwood, habitante la de la Granja de los Tordos, visita a su casero, Heathcliff, en su finca Cumbres Borrascosas. Allí también viven Joseph, Hareton y Kathy, al parecer en una permanente guerra. La situación tan hostil que reina en el lugar desconcierta profundamente a Lockwood, y consumido por la curiosidad, de regreso a su casa, provoca que Nelly Dean le cuente la historia que está detrás de aquellos muy misteriosos personajes.
Conforme transcurre el relato, Lockwood ofrece sus impresiones de cuanto le relata Nelly, incluso se conmueve. Después, ya más enterado de todo, vuelve a visitar a Heathcliff, sólo para despedirse de él. Al final, para cubrir su labor de narrador, regresa por última vez a Cumbres Borrascosas y se entera de que las cosas han cambiado radicalmente y de que la guerra, por fin, ha terminado.

martes, 23 de octubre de 2012

Catherine Earnshaw, de Cumbres Borrascosas


En Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, hay dos protagonistas que llevan el nombre de Catherine. Son madre e hija. La primera nace Earnshaw para pasar a ser, por matrimonio, Linton, y la segunda nace Linton para pasar a ser, por la misma vía, Earnshaw. La más interesante, por la complejidad de su carácter, es la primera, y sobre ella trata esta entrada.
Catherine es una niña que vive en Cumbres Borrascosas, la finca de su familia, cuando un día su padre vuelve de un largo viaje con un extraño niño al que pretende criar como a uno más de sus hijos. Le ponen por nombre Heathcliff, aunque sin añadirle el apellido familiar.
Catherine y Heathcliff pronto se hacen grandes amigos. Son rebeldes, traviesos y sobretodo muy unidos. Pero cuando el patriarca de la familia muere, lo hereda el hermano mayor de Cathy, Hindley, y éste desprecia profundamente a Heathcliff, tanto que le quita su condición de hermanastro y lo convierte en el más humillado de sus sirvientes.
Al crecer Cathy y Heathcliff siguen siendo grandes amigos. Pero hay algo más, aunque ambos guardan el secreto para sí mismos, están profundamente enamorados uno del otro. Cathy, viendo la condición de esclavo a la que su hermano ha reducido a su amado, decide casarse con un hombre rico al que ella pueda dominar para con su fortuna proteger a Heathcliff.
El hombre que Cathy elige para sus fines es Edgar Linton. Se casa con él y como tenía previsto lo domina fácilmente. A estas alturas, ella y Heathcliff saben perfectamente que se aman, pero su relación no progresa en absoluto, siguen discutiendo siempre como en su niñez. Sus caracteres a veces los hacen parecer como si una serpiente estuviera enamorada de un buitre y viceversa.
Cathy es muy egoísta y casi tan malvada como Heathcliff. No le importa hacer sufrir a su esposo, se vale de todos los berrinches que se le ocurren para dominarlo mientras no oculta en absoluto su amor por su hermanastro. Su maldad llega al extremo de humillar a su esposo delante de Heathcliff, al hacerle ver que es un hombre débil y que ha presumido de un valor que no tiene al querer enfrentarlo. Esta escena es mi favorita de la novela, porque en ella Cathy deja al descubierto una maldad y un egoísmo escalofriantes.
Cathy muere prácticamente debido a sus berrinches, porque los otros no hacen las cosas tal y como su egoísmo pretende. Su muerte hace que Heathcliff revele cuánta maldad hay en su corazón, convirtiéndose en un hombre cruel y despiadado, al que no lo une ningún sentimiento afectivo con otra persona.


Catherine Earnshaw es un personaje sencillamente extraordinario. Es una mujer débil, pero es tanta su ambición por dominar las voluntades ajenas que de allí saca fuerzas para luchar de manera despiadada incluso contra quienes más la quieren.
Un carácter como el de Cathy, indudablemente cubierto de maldad, en estos tiempos es sorprendente, y en los años en que fue publicada la novela -mediados del siglo XIX-, su personalidad impactó tanto a los lectores que la obra fue rechazada, aun cuando era, y sigue siendo, magnifica.

viernes, 19 de octubre de 2012

Joseph, de Cumbres Borrascosas


Quizás el personaje más insignificante dentro de Cumbres Borrascosas para la mayoría de los lectores sea Joseph. Emily Brontë  apenas nos da pequeñas gotas de él, pero cierto es que aparece en toda la novela, con breves participaciones que dan claras muestras de su especial carácter.
De Joseph no se sabe ni el apellido. Es un criado fiel de la familia Earnshaw, labor que desempeña durante seis décadas, según llega a decir él mismo. Durante tanto tiempo le toca  servir a cuatro amos, entre ellos al terrible Heathcliff, a quien desprecia pero obedece porque sabe de lo que es capaz, mientras ansia que  Cumbres Corrascosas vuelva a pertenecer a un autentico Earnshaw, su protegido Hareton.
Joseph es un hombre profundamente religioso. Pasa su escaso tiempo libre leyendo la Biblia, en gran medida por el temor enorme que siente hacia Dios. Ve el pecado en todas partes y todos para él son pecadores. Cualquier desgracia desde su punto de vista no es otra cosa que un castigo del Altísimo. No tiente amistad con nadie, es antipático y deja ver algunas veces que disfruta el sufrimiento ajeno, debido quizás a que al ver en todo ser humano un pecador cree que merece lo malo que le ocurre, sea lo que sea.
Sobre su nacimiento, sus padres o alguien más de su familia tampoco se sabe nada. Es ya un hombre de mediana edad, grosero y cruel con todos, cuando trabaja para el patriarca de la familia Earnshaw, el mismo que llevó la desgracia a su familia al adoptar a Heathcliff  Al morir su primer amo, pasa a servir a su hijo, Hindley, un alcohólico deprimido que maltrata a todos. Cuando éste es vencido, humillado y despojado de sus propiedades por Heathcliff, su hermanastro, Joseph continúa en Cumbres Corrascosas, sirviendo de mala gana a su nuevo amo y criando, muy a su modo, a Hareton, el hijo de Hindley.
Durante estos años es cuando Joseph deja ver en él más que nunca su maldad disfrazada. Se alegra al saber que Isabella Linton se casa con Heathcliff porque sabe cuánto la hará sufrir. Cuando Heathcliff lo envía a la casa de Edgar Linton a buscar a su hijo en una fría noche, Joseph entra en la propiedad sin ninguna educación y dando órdenes incluso al propio Linton.
Al día siguiente, cuando Linton resignado le envía a su sobrino a Heathcliff, -que lleva por nombre el apellido de su tío, Linton-, al verlo, flaco y con rasgos afeminados, Joseph se burla de él y se atreve a decirle al mismísimo e inabordable Heathcliff que Edgar Linton lo ha engañado y que le ha enviado a su hija.
Al final de la novela, Joseph, ya muy envejecido, seguramente se alegra mucho de volver a servir a un autentico Earnshaw, Hareton, ya que Heathcliff desaparece con su descendencia sin dejar nada de su maldad en los alrededores de Cumbres Borrascosas.


Joseph, aunque con participación discreta, me ha parecido un personaje imprescindible para el éxito de esta gran novela. Es una pieza inamovible por más que sus participaciones sean a veces casi imperceptibles. Su fanatismo religioso y su no muy bien oculta crueldad me ha recordado incluso a personajes de la Inquisición. Es dentro de Cumbres Borrascosas uno de mis personajes favoritos, y casi podría estar seguro de que por su nulo protagonismo soy de los pocos que le han escrito aunque sea una breve biografía.

jueves, 18 de octubre de 2012

Drácula, el personaje


Con ésta se cierran las entradas correspondientes a las biografías de los personajes de la novela Drácula, de Bram Stoker. Dejé a propósito para el final al protagonista, al vampiro que consolidó un género que sigue vigente y que actualmente tiene más fuerza que nunca.
Aunque he leído incluso en la Wikipedia que se duda si Stoker se inspiró en el malévolo príncipe de Valaquia Vlad Draculea para crear al protagonista de su novela, nada más con leer el libro las dudas se despejan. Cuando Van Helsing expone a sus compañeros de cacería de vampiros los pormenores que ha descubierto sobre su presa, deja claro que según los informes de un colega húngaro suyo el vampiro no es otro que el mismísimo Vlad, quien siglos atrás les dio harta guerra a los turcos y se hizo famoso por “sentar” a sus enemigos en enormes estacas que los hacían morir poco a poco y con un sufrimiento inimaginable.
Así pues, según Stoker, su vampiro es el príncipe de Valaquia, perteneciente a una familia muy relacionada con las artes oscuras. No queda claro si Vlad fue mordido por otro vampiro y se trasformó o si utilizó otro artificio para conseguir la inmortalidad y seguir practicando para siempre su deporte favorito: la maldad.
Draculea nació en 1431 como miembro de una familia principesca sometida al dominio turco. Nada más se hizo hombre y se dio a la tarea de luchar de manera incansable para quitarse a los musulmanes de encima, mientras que al mismo tiempo se hacía fama entre sus súbditos de hombre profundamente cruel que castigaba el menor delito con una muerte lenta y dolorosa.
Murió por órdenes del sultán, en combate o castigado lentamente como a él le gustaba, algo que nunca se ha podido aclarar. Volviendo a la novela de Stoker, Drácula debió pasar a ser vampiro justo cuando desapareció como príncipe de Valaquia y soldado incansable. También le bajó el rango a su titulo nobiliario al descender de príncipe a conde, algo inaudito que jamás otro aristócrata habría hecho. Lo que hizo desde allí hasta que Jonathan Harker lo visita en su castillo siglos después se desconoce, pero seguramente no fueron obras de caridad.
En las charlas que tiene con Harker, se revela que Drácula es un patriota que se siente orgulloso de pertenecer a una estirpe que tanto luchó por conservar su libertad. Desprecia y siente inferiores a él a los miembros de dinastías reinantes como los Habsburgo y los Romanov  porque durante siglos le dejaron a su pueblo la difícil tarea de luchar contra los turcos.
Quizás cansado de las mismas yugulares por tantos años, el conde decide mudarse a un escenario más cosmopolita: Londres. En esta ciudad comete un grave error, alimentarse de Lucy Westenra, una hermosa joven que está comprometida con el amigo de un amigo del doctor Van Helsing, lo que provoca la furia de éste y que use todos sus conocimientos y habilidad para darle muerte.


Aun con todos los misterios que lo rodean y la maldad que ejerce, llega un momento en la novela en que Drácula deja de ser atractivo. En Londres habla poco, quizás Stoker recurrió a esto para hacerle más gruesa la capa de misterios, pero lo que logró fue restarle interés.
Para mi gusto, habría sido más interesante un vampiro metido entre la nobleza victoriana, seduciendo no sólo con su magia sino con sus varios siglos de cultura. Es indudable que al ser él la columna vertebral de la novela, al decaer la calidad de ésta justo por la mitad, se vio afectado de la misma manera. Drácula, el vampiro, quizás debido a que Van Helsing lo considera con mente de niño, me pareció hacia el final un personaje que nunca alcanza a madurar. Es una lástima que por pequeños detalles Stoker haya escrito una novela de mediana calidad cuanto pudo hacerla extraordinaria.