Quizás el personaje más insignificante dentro de Cumbres
Borrascosas para la mayoría de los lectores sea Joseph. Emily Brontë apenas nos da pequeñas gotas de él, pero
cierto es que aparece en toda la novela, con breves participaciones que dan
claras muestras de su especial carácter.
De Joseph
no se sabe ni el apellido. Es un criado fiel de la familia Earnshaw, labor que
desempeña durante seis décadas, según llega a decir él mismo. Durante tanto
tiempo le toca servir a cuatro amos, entre ellos al terrible Heathcliff, a quien
desprecia pero obedece porque sabe de lo que es capaz, mientras ansia que Cumbres Corrascosas vuelva a pertenecer a un autentico Earnshaw, su protegido
Hareton.
Joseph es
un hombre profundamente religioso. Pasa su escaso tiempo libre leyendo la Biblia , en gran medida por
el temor enorme que siente hacia Dios. Ve el pecado en todas partes y todos
para él son pecadores. Cualquier desgracia desde su punto de vista no es otra cosa que un
castigo del Altísimo. No tiente amistad con nadie, es antipático y deja ver
algunas veces que disfruta el sufrimiento ajeno, debido quizás a que al ver en
todo ser humano un pecador cree que merece lo malo que le ocurre, sea lo que sea.
Sobre su
nacimiento, sus padres o alguien más de su familia tampoco se sabe nada. Es ya
un hombre de mediana edad, grosero y cruel con todos, cuando trabaja para el
patriarca de la familia Earnshaw, el mismo que llevó la desgracia a su familia
al adoptar a Heathcliff Al morir su primer amo, pasa a servir a su hijo, Hindley,
un alcohólico deprimido que maltrata a todos. Cuando éste es vencido, humillado
y despojado de sus propiedades por Heathcliff, su hermanastro, Joseph continúa
en Cumbres Corrascosas, sirviendo de mala gana a su nuevo amo y criando, muy a
su modo, a Hareton, el hijo de Hindley.
Durante
estos años es cuando Joseph deja ver en él más que nunca su maldad disfrazada.
Se alegra al saber que Isabella Linton se casa con Heathcliff porque sabe cuánto
la hará sufrir. Cuando Heathcliff lo envía a la casa de Edgar Linton a buscar a
su hijo en una fría noche, Joseph entra en la propiedad sin ninguna educación y
dando órdenes incluso al propio Linton.
Al día
siguiente, cuando Linton resignado le envía a su sobrino a Heathcliff, -que
lleva por nombre el apellido de su tío, Linton-, al verlo, flaco y con rasgos
afeminados, Joseph se burla de él y se atreve a decirle al mismísimo e
inabordable Heathcliff que Edgar Linton lo ha engañado y que le ha enviado a su
hija.
Al final
de la novela, Joseph, ya muy envejecido, seguramente se alegra mucho de volver a
servir a un autentico Earnshaw, Hareton, ya que Heathcliff desaparece con su
descendencia sin dejar nada de su maldad en los alrededores de Cumbres
Borrascosas.
Joseph, aunque con participación discreta, me ha parecido un personaje imprescindible para el éxito de esta gran novela. Es una pieza inamovible por más que sus participaciones sean a veces casi imperceptibles. Su fanatismo religioso y su no muy bien oculta crueldad me ha recordado incluso a personajes de
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