jueves, 4 de septiembre de 2014

Enfermera Amy Leatheran, de Asesinato en Mesopotamia

Hasta hace poco nunca había leído a Agatha Christie por cuestiones meramente de exceso de libros y falta de tiempo. Pero hace poco me dediqué unos días a leer Asesinato en Mesopotamia, y debo decir que la obra me pareció buena pero no sorprendente, tal vez simplemente porque tratándose de quien se trata esperaba más.
La novela está protagonizada por Hercule Poirot, un detective muy a la usanza de la primera mitad del siglo pasado, bajito y quisquilloso, perceptivo y siempre presto a mentir un poco para sacar información. Poirot fue, sintetizando, la versión de Sherlock Holmes de Agatha Christie.
Pero aunque Poirot protagoniza esta novela como otras tantas, no es el personaje más relevante ni el más interesante. Ese papel la autora lo reservó para la enfermera Amy Leatheran, una mujer muy lista, nada cobarde y bastante británica de su tiempo.
Leatheran viaja a Bagdad por trabajo, y a punto se regresar a su país le ofrecen un nuevo empleo en la zona. Se trata de cuidar a la nerviosa esposa de un renombrado arqueólogo que se está ocupando de desenterrar los tesoros de los antiguos mesopotámicos. La enferma en cuestión cree que la quieren matar, concretamente su primer marido por haber contraído nupcias nuevamente, el que oficialmente está muerto.
Los arqueólogos miembros de la expedición, entre la que se hallan no pocas rarezas, y no me refiero a las arqueologías, creen que la mujer miente para llamar la atención. Mas repentinamente, poco después de que la enfermera Leatheran llega a cuidarla,  sí la matan.
Tras el homicidio se aparece por allí casualmente Hercule Poirot para resolverlo todo, pero no por ello le quita protagonismo a la enfermera. Leatheran es una mujer muy perspicaz y fría en sus razonamientos. Es todavía una británica con vestigios victorianos, se sugiere que cree en la superioridad de la raza blanca, en el orden, la disciplina y limpieza que está representa, y ve a Bagdad y sus árabes como un mundo subdesarrollado.
Leatheran es una treintañera y soltera que ya no cree en los cuentos de hadas, mas parece muy conforme con lo que tiene, con su condición social, su oficio de enfermera y su lejanía a cualquier afecto masculino, sin pasar por alto su orgullo por ser blanca e inglesa.
Durante la cacería que emprende  Poirot para atrapar al asesino, la enfermera le es de gran ayuda, se subordina a él y admira su intelecto, sin por eso abstenerse de hacer bromas sobre su cómica figura. Y aunque se entienden bien, al final, cuando Poirot revela que sospechó de ella como de todos los demás y que, más aún, la usó, no quedan en los mejores términos.