miércoles, 25 de junio de 2014

El rey Gudú

Ahora que me estoy ocupando de los personajes de la novela Olvidado de rey Gudú, me entero que su autora, Ana María Matute, ha fallecido este día a los 88 años. Sirva esto pues como homenaje. Lo mejor que podemos hacer con los grandes escritores es propiciar que su obra no se olvide y aquí está mi granito de arena.
Gudú es el protagonista de esta monumental novela que lleva su nombre y que también hace referencia al olvido. Nació de un matrimonio de la realeza medieval, de hecho fue el único de los hijos del rey Volodioso que no fue bastardo. Aunque eso en la época importaba tan poco que Gudú al nacer no tenía esperanzas de heredar el trono fundado a sangre y cortes de espada por su belicoso padre.
Su madre fue la reina Ardid, sin duda la persona más inteligente de su época. Al ser destruido su pueblo por Volodioso, juró vengarse, para ello se casó con él, y aunque declinó en parte sus proyectos al enamorarse de su esposo, se fijó como meta coronar a su hijo y hacer de él un gran rey, lo que consiguió gracias a su extraordinario cerebro.
El príncipe Gudú nació cuando su padre ya estaba harto de su madre por sus celos y había mandado encerrarla en una torre. Del alumbramiento de su único hijo legitimo ni se enteró porque a un rey de su época no podía interesarle un bebé, sino un preadolescente al que ya podía evaluar y saber si tenía posibilidades de llegar a ser un buen gobernante.
Volodioso, ya viejo y un tanto ciego, quedó herido de muerte en un tonto accidente de caza y se vio en la necesidad de colocar su real mano en la cabeza de uno de sus hijos para que el acto fuera interpretado como la cesión del trono. Su mano estaba por caer en la cabeza de su hijo Predilecto, aunque por su nobleza consideraba que sería un mal gobernante, pero al no haber otro con más cualidades optó por él.
Sin embargo, las maquinaciones de Ardid lograron que un niño que apenas caminaba llegara corriendo tras una pelota y se interpusiera entre la cabeza de su hermano Predilecto y la mano del rey que en ese momento moría. De esta forma Ardid logró que su hijo fuera elevado al trono de Olar. Pero, en su afán de hacer de él el mejor rey, decidió  valerse de magias oscuras para quitarle la capacidad de llegar a amar a alguien, pero si tal cosa llegaba a ocurrir y algún día lloraba, Gudú y todo su legado se perderían en el polvo y el olvido para siempre.
Esa maniobra con la que Ardid no sabía bien en qué se estaba metiendo, logró hacer de Gudú un gran conquistador. Extendió las fronteras que había dejado su padre, se apoderó de los reinos vecinos, eliminó a otros reyes y a sus propios hermanos, menos a uno, el predilecto de su padre y suyo. Incluso Gudú se adentró a las oscuras estepas, un reino misterioso, guerrero y más cruel que el suyo, lo dominó, se llevó a su reina, a la que le hizo dos hijos, y a los niños del reino dominado los entrenó como sus vasallos.
Pero el tiempo pasó y Gudú se deterioró junto con su reino. Ya viejo y siendo un poco más sabio que su padre pero mucho menos que su madre, vio el reflejo de su rostro, tan deteriorado y lleno de su cicatrices como su reino, y entonces ocurrió lo que tanto había temido su madre, porque si bien le quitó cuando era niño la capacidad de amar a cualquier otro, no logró hacer que no se amara a sí mismo.

martes, 24 de junio de 2014

Reina Ardid, de Olvidado rey Gudú

En la magna obra de Ana María Matute, Olvidado rey Gudú, indudablemente el personaje mejor desarrollado es Ardid. Su carácter, su inteligencia, su voluntad y su sangre fría para llevar a cabo sus planes la convierten en uno de esos personajes que merecen ganarse un sitio de honor en la literatura universal.
Ardid es apenas una niña cuando su país es invadido por el poderoso rey Volodioso. Se trata de un monarca cruel y despiadado, hambriento de territorios, el típico monarca medieval siempre listo para pasar a cuchillo a sus enemigos. El padre y los hermanos de Ardid son asesinados con lujo de crueldad por los esbirros del rey. Tan sólo sobreviven ella y su maestro, un viejo mago muy discreto en sus habilidades quizás para no terminar en una hoguera, a quien se le conoce como El Hechicero.
Quizás otra niña abandonada habría optado por morirse de tristeza o de hambre. Pero no una con la inteligencia de Ardid. Pronto a ella y a su maestro se les une una criatura más mágica que este último, un trasgo que les será de gran ayuda. Sabiendo que Volodioso no es más que un guerrero valentón, analfabeto e ignorante, Ardid planea impresionarlo con su desbordada inteligencia, casarse con él y después cobrar su justa venganza.
La primera parte de la tarea no le resulta difícil. Su inteligencia sorprende al monarca con mucha facilidad y éste pronto comprende que le puede ser de mucho provecho, así que opta por casarse con ella, sin importarle que se trata de una niña. Pero como Volodioso es un calenturiento monarca, pronto se olvida que se ha casado y de su esposa, volviendo su mirada a mujeres desarrolladas que pueden saciar sus apetitos.
El tiempo pasa y un buen día Volodioso se encuentra con una joven hermosa en un rincón nostálgico de su castillo. Pronto ella le revela que es ni más ni menos que su esposa. El rey cobra inmediatamente sus derechos  de esposo y Ardid por primera vez comete un error desde que fue eliminada su familia: se enamora.
Del matrimonio nace un niño, Gudú, pero ya para entonces Volodioso repudia a Ardid debido a que, por sus celos, le impidió divertirse con una prisionera de guerra, perteneciente a una tribu guerrera, cruel y semisalvaje que le da mucha guerra al rey. Por lo tanto, Gudú nace en la prisión donde han encerrado a su madre y Volodioso apenas y se entera de que ronda por los pasillos del castillo.
Gudú tiene varios hermanos mayores, y de entre ellos uno es el predilecto del rey, por lo tanto no tiene muchas esperanzas de heredar el trono de su padre. Pero tiene una gran arma a su favor: la inteligencia de su madre. Ardid planea minuciosamente cómo conseguir dejar a los demás hermanos fuera de combate y coronar a su hijo. Pero antes de eso decide quitarle un defecto que puede impedirle ser un gran rey: la capacidad de amar.
Gracias a las artes del Hechicero y el trasgo, Gudú, siendo apenas un niño, pierde la capacidad de amar, incluso a su propia madre. Y, gracias a ello, con el tiempo se convierte en un gran rey conquistador, con Ardid como la mente maestra detrás de sus logros. Pero a semejante rey tan cruel se le pasa la mano y ya en su madurez sus logros se vuelven sus calvarios. Por fortuna para Ardid no vive para ver lo que deseó en el momento en que su padre sus hermanos fueron asesinados: que el reino de Olar sea destruido y olvidado para siempre.

lunes, 23 de junio de 2014

Rey Volodioso, de Olvidado rey Gudú

En Olvidado rey Gudú, Volodioso es un personaje sumamente importante y que no dejar de despertar en el lector un gran interés. Es el primer rey de Olar y padre de Gudú, el último. Podría decirse que Olar fue un reino breve, pero no exento de  grandes proezas militares y de todo tipo de crueldades propias del medievo.
Volodioso es nieto del Conde Olar e hijo de Sikrosio. Éste último se convirtió en margrave tras la muerte de su padre. Era un gobernante analfabeto, olvidadizo y cruel de piernas cortas y ridículas, que se integraba a una banda de saqueadores que mantenían horrorizados a sus propios vasallos. Cometió el error de matar a la madre de su hijo Volodioso delante de él cuando apenas era un niño. Y éste juro vengarse y ya hecho un hombre cumplió su juramento.
En una revuelta encabezada por él mismo, Volodioso acabó con su padre y sus dos hermanos (en el medievo matar al hermano para heredar en su lugar era casi tan normal como beber agua), pero no se conformó con el título de margrave y se hizo coronar rey. Tampoco se conformó con la extensión de sus dominios y se dedicó a incrementarlos, dando la peor de las muertes a los gobernantes que tenían la osadía de defender sus tierras.
Como todo rey de su época, era un guerrero que disfrutaba el campo de batalla, fuerte y diestro con la espada, capaz de mandar disecar las cabezas de sus enemigos para colgarlas en su habitación y verlas cada mañana al despertar, o mandarlas labrar en madera una vez que las originales hedían más de lo que era capaz de soportar.
En una de sus conquistas conoció a su gran amor, la madre de su hijo Predilecto, pero en otra se echó encima a su peor enemiga, Ardid, una niño que, tras ver destruido su reino y su familia, juró vengarse de Volodioso. Para ello se propuso desposarlo y después llevar acabo su venganza. Y aunque Ardid se enamoró del rey y cambió de planes, su ambición, su gran inteligencia y los recursos mágicos a los que recurrió, finalmente terminaron por acarrear la destrucción de Olar.
Pero Volodioso murió ya muy viejo y siendo, ante todo, un gran rey, un rey de su tiempo, se entiende, que pese a su ignorancia supo hacer de la guerra su mejor arma para concretar sus planes. Incluso poseyó un poco de sabiduría, la suficiente para tener claro que su hijo Predilecto, al único que amaba, no podía heredarlo por un defecto que era imperdonable para un príncipe del medievo: tenía un noble corazón.

martes, 10 de junio de 2014

Príncipe Predilecto, de Olvidado rey Gudú

El príncipe Predilecto es quizás el personaje con sentimientos más nobles de la novela más conocida de Ana María Matute, Olvidado rey Gudú. Predilecto es hijo del cruel y guerrero rey Volodioso, el único al que quiere y quizás el único del que sabe su nombre. Fue engendrado durante una de las conquistas del rey. Una princesa sometida, que debía temblar de miedo al momento de entregarse a su conquistador, se sintió bien tratada por éste y se enamoró de él. Volodioso se desconcertó tanto que también se enamoró de ella. El fruto de esa unión fue presentado a su padre cuando era un niño que rondaba los diez años, tan guapo y bien vestido que en lugar de parecer un príncipe del medievo parecía del barroco.
Al verlo, el rey espetó sorprendido “Tú eres mi predilecto”, y nadie jamás se atrevió nunca a llamarlo de otra manera. Volodioso tenía más hijos, fruto de su relación con una anónima condesa, pero eran tan torpes o malvados unos, y tan torpes y malvados otros, que apenas sabía de su existencia. Mas no por eso el rey pensó que Predilecto fuera su heredero, el soberano de Olar, porque el niño tenía sentimientos muy nobles, sin ninguna señal de crueldad en su alma, y Volodioso pensó que un rey así mal gobernante sería.
Cuando tiempo después el rey se casó con la muy inteligente princesa Ardid, engendró un hijo con ella, Gudú, del que apenas sabía que por allí rondaba y jamás se enteró de su nombre. No obstante, gracias a la inteligencia de Ardid, el último hijo del rey, Gudú, llegó a ser su heredero. Los demás hermanos, al ser malvados y envidiosos, no sobrevivieron mucho a la entronación del menor, pero Predilecto es diferente, él acepta a Gudú como soberano y lo aprecia con total sinceridad, algo que Gudú, un rey mucho más malvado que su padre porque no puede amar, entiende, y por eso designa a Predilecto como su guardián.
Predilecto se convierte en el brazo derecho perfecto para su malvado hermano: es obediente, leal y no ambiciona el trono; lo acompaña en sus guerras y soporta su crueldad sin hacer demasiadas protestas. Pero algo ocurre un buen que lo cambia todo. Llega desde un país muy lejano y fantástico la princesa Tontita, designada para casarse con Gudú. Es apenas una niña, pero al poco tiempo se transforma es una mujer deslumbrantemente hermosa que, fiel a su condición de princesa de fantasía, está destinada a morir cuando reciba su primer beso de amor.
Tontina y Predilecto se enamoran. Son el uno para el otro. Él es un príncipe de cuento atrapado en la cruel era medieval, ella una princesa romántica y medio irreal, ajena totalmente a la matanzas y conquistas de Gudú. El problema es que Tontina está destinada a ser la esposa del malvado rey, y Predilecto no puede de buenas a primeras mostrar interés por la mujer de su hermano. Así las cosas, ese amor sólo puede terminar como el de Romeo y Julieta.

domingo, 8 de junio de 2014

Charles Montgomery Burns

Hace ya tiempo que no veo Los Simpson, no obstante, fueron mi hazmerreir favorito en la infancia,  cuando no me perdía un capitulo por nada. Ahora, viendo esa serie animada en recuerdos creo que mi personaje favorito, o cuando menos el que más interés en mí despierta, es el a veces archivillano y a veces no tanto Charles Montgomery Burns, el jefe de Homer y dueño de la planta nuclear de Springfield.
Como con casi todos los personajes de la serie, la biografía del señor Burns no está definida, aunque de manera general todos los aficionados a Los Simpson se la saben, por más que algunos capítulos contradigan a otros. Burns es el rico heredero de una gran fortuna. En algún capítulo se reveló que fue adoptado en un paralelismo con la película  Ciudadano Kane, momento en el que abandonó un osito de peluche que un siglo o dos después trataría de recuperar con uñas y dientes.
En todo caso, lo que sí está claro es que Burns es rico desde niño, y ya desde entonces era malvado, prepotente y caprichoso, tanto como para despedir a su niñera y dejar invalido a uno de sus trabajadores. En algún momento de su vida tomó posesión absoluta de la fortuna familiar y pasó a ser el prototipo de multimillonario norteamericano de principios del siglo XX, cuando la aristocracia europea fue literalmente borrada de la pirámide capitalista por el comunismo y entonces los acaudalados norteamericanos ocuparon ese puesto en la cúpula del poder.
Burns vive en una deslumbrante y blindada mansión estilo griego, rodeado de objetos antiguos, custodiado por fieros perros que suelta sin compasión a sus visitantes y atendido por su asistente y pretendiente:  Waylon Smithers. La mayoría de las veces se le representa como el prototipo de poderoso capitalista, insensible ante la situación de sus empleados, enfermo por aumentar su riqueza, por pagar menos impuestos y por amedrentar a todo mundo con su inconmensurable poder.
Pero también es descrito, a veces, como un anacronismo, como una especie de viejo millonario que no se ha actualizado a la par de las nuevas celebridades. Hay ocasiones en que se le muestra como a un hombre atrapado culturalmente ya sea a finales del siglo XIX, o a principios o a mediados del XX. Esto queda claro cuando mirando un mapa se sorprende de que haya un Nuevo México, de que no encuentre a Prusia en el mapa europeo o de que piense que Fulgencio Batista sigue siendo el todopoderoso en Cuba.
Como casi todos en  Los Simpson, Burns ha evolucionado con el paso de los años. En un principio parecía que sólo era un poderoso y millonario local, pero después quedó claro que su influencia y poder se extienden en todos los Estados Unidos, tanto como para ser el hombre más rico del país, capaz de portarse de manera perezosa y negligente durante la segunda guerra mundial, donde participó con más faltas que laureles, y después robar un billete de mil millones, por considerar que el dinero de los norteamericanos no podía ser utilizado para reconstruir una Europa que decidió aplastarse por sí sola.
No siempre queda claro si Burns es una crítica al capitalismo representado y defendido por el partido Republicano o una caricatura cruel pero realista de la estabilidad económica y social emanada de quienes desde el sector privado manejan el poder. Porque el jefe de la familia Simpson, aun siendo un ignorante, ebrio y perezoso, obtiene un sueldo con el cual su familia vive en la nada desdeñable clase media, sueldo que existe gracias a que también existe Burns.

miércoles, 4 de junio de 2014

Piccolo Daimaō, el villano que se volvió héroe

Hace tiempo escribí la biografía de Vegeta, el personaje de Dragon Ball que más me gustó cuando fui un fanático de la serie, en mi infancia. Aunque el orgulloso  saiyajin no me gustó nada en cuanto apareció dispuesto a evaluar la tierra y venderla si la cotizaba alta o hacerla explorar si la consideraba un planeta de baja calidad. Antes de Vegeta y aún mucho después de que él apareciera, mi personaje favorito era Piccolo, otro que apareció como malo y que, después de mucho tiempo, llegó a ser un héroe, valiente y decidido a entregar su vida por una causa justa.
Piccolo aparece cuando Gokū todavía es un niño, y cuando la serie todavía es algo cómica. Inesperadamente, Tambourine, un monstruo que busca la lista de los peleadores del torneo de las artes marciales, mata con una increíble sencillez a Krilin, es entonces cuando el viejo y libidinoso maestro Kame Sennin les revela a todos de la existencia de un ser muy poderoso, terriblemente cruel y capaz de crear hijos aunque no tan poderosos igual de malos que él. Ese villano es Piccolo Daimaō, quien, con el tiempo, será crucial en el éxito de la serie.
Piccolo Daimaō aterrorizó en el pasado a la tierra, cuando Kame Sennin era aún muy joven. Él y su compañero de entrenamiento, Tsuru Sen'nin, pelearon contra los hijos del villano con mucha fortuna, pero fueron insuficientes para él. No obstante, Mutaito, el maestro de ambos, desarrolló una técnica capaz no de eliminar a Piccolo pero sí de encerrarlo en un termo para que ya no diera más problemas. Una vez muerto su maestro en la batalla,  Kame Sennin arrojó el termo al fondo del mar, esperando que nunca nadie lo hallara. Pero, siglos después, fue  Pilaf, un villanillo pasado de moda que creía ilusamente que el monstruo podía beneficiarlo, quien lo liberó de su cautiverio.
En cuanto recobró la libertad, el envejecido Piccolo se fijó dos metas: obtener de Shenlong la vida eterna en un cuerpo joven y liquidar a los peleadores que pudieran aprender la técnica con que Mutaito lo derrotó en el pasado. Para ello engendra a su hijo Tambourine, un ser malvado y terrorífico que se da a la tarea de matar a los peleadores uno por uno, empezando por Krilin de manera circunstancial. Ese crimen hace que Gokū se la jure a Piccolo. Al principio la cosa parece imposible, porque incluso Tambourine lo derrota con mucha facilidad. Pero debido a su sangre saiyajin Gokū se vuelve más fuerte durante las batallas, llegando al poco tiempo a cargarse a Tambourine y después a Piccolo, cuando éste ya tiene el mundo bajo su control.
No obstante, justo antes de morir, Piccolo arroja un huevo, como es su costumbre parir a sus hijos. De ese huevo sale un ser verde físicamente muy similar a su padre. Se le parece mucho más que sus otros hermanos, por lo que se sugiere que el Piccolo del huevo es no solamente un hijo sino una reencarnación del anterior.
Poco después Gokū conoce a  Kamisama, el dios de la tierra, otro ser idéntico a Piccolo. Y éste le revela que años atrás fueron el mismo y que se separaron en la parte mala y la parte buena. Kamisama entrena a Gokū con la intención de que en el próximo torneo de las artes marciales derrote a su doble maléfico. Es en este período cuando Gokū pasa de niño a joven. En el torneo, como era de esperarse, aparece Piccolo, igual de malo que el anterior y mucho más poderoso. Allí acude Kamisama para tratar de encerrar a su doble como lo hizo en el pasado Mutaito, pero termina siendo él el encerrado porque Piccolo, que ya conocía la técnica, había tomado sus precauciones desarrollando otra para regresarla.
En la final del torneo, Piccolo y Gokū se enfrentan en una espectacular batalla que termina desapareciendo todo a su alrededor. Gokū triunfa, aunque casi le cuesta la vida, mientras el villano se marcha jurando vengarse en un lapso de tiempo no muy extenso.
Pero lo cierto es que Piccolo no llega a vengarse. Cinco años después, cuando ya ha desarrollado una técnica sorprendente para matar a Gokū, llega del espacio el malvado hermano de éste,  Raditz, quien revela que ellos son del planeta Vegeta y que pertenecen a una raza de guerreros muy poderosos y muy malvados, extinta casi, salvo por la supervivencia de cuatro miembros.
Piccolo, quien fue humillado por Raditz, decide unirse a Gokū  para lograr vencerlo. La batalla es sumamente cruel y concluye con Gokū y Raditz muertos. Pero el saiyajin les revela, antes de cerrar los ojos para siempre gracias a las uñas de Piccolo, que dentro de un año llegarán a la tierra sus dos compañeros, seres mucho más poderosos para él. Piccolo entiendo que se aproxima una batalla difícil y decide llevarse, para entrenarlo, al hijo de su peor enemigo hasta entonces: Gokū.
Durante el entrenamiento ocurre algo extraño, en el malvado y cruel Piccolo se despierta un afecto paternal hacia su discípulo,  lo que lo transforma radicalmente, lo pasa de malo a bueno, por más que él lo niega por mucho tiempo. Cuando llegan los saiayajin, Nappa y Vegeta, demuestran inmediatamente su gran poder. Todos aquellos amigos de la infancia de Gokū, que primero fueron sus enemigos, son derrotados en el acto, sobreviviendo apenas Krilin y el propio Piccolo. Pero una cosa queda clara, a menos que llegue Gokū, recién revivido y encamino para la batalla, todos van a morir. Nappa y Vegeta no sólo son fuertes, son extremadamente fuertes.
Antes de la llegada de Gokū, Piccolo hace su mayor acto heroico de la serie al salvar la vida de su discípulo entregando sin muchos preámbulos la propia. Hasta aquí parece que el poderoso Piccolo ha quedado relegado, ya que fue vencido fácilmente por Nappa, y ni siquiera se enfrentó a Vegeta, quien es mucho más poderoso que su compañero.
Durante el inicio de esa batalla Piccolo supo algo que desconocía: que no es un terrícola sino un nameku, algo que no había sospechado siquiera porque era verde, porque podía parir hijos de manera asexual y porque hablaba un idioma que sólo él y Kamisama conocían. Y precisamente porque en su planeta hay unas bolas del dragón que pueden revivirlo a él y a los demás, la batalla se traslada al planeta Namek. Pero allá el peor enemigo no será Vegeta sino su jefe: Freezer, un ser infinitamente poderoso como  jamás ha existido guerrero alguno.
Contra tan terrible villano se cree que Piccolo poco puede hacer, pero gracias a su entrenamiento en el otro mundo, y a que se fusiona con un nameku físicamente idéntico a él, Nail, un guerrero muy poderoso que sin embargo fue derrotado fácilmente por Freezer, Piccolo se vuelve muy fuerte, más que Vegeta y que todos los soldados de Freezer, pero no lo suficiente como para derrotar a éste. No obstante, es crucial en la batalla, no se acobarda en ningún momento -como sí lo hace Vegeta- y le presta una fundamental ayuda a Gokū.
Al regresar a la tierra hay algo muy claro, después de Gokū, Piccolo y Vegeta parecen ser los dos seres más poderosos del universo y no se puede decir cuál de los dos es el más fuerte. En la siguiente saga, la del malvado Cell o Celula, según donde se le mire, Vegeta lo supera al principio porque logra transformarse en super saiayajin, pero Piccolo guarda todavía un as bajo la manga: se fusiona con Kamisama y logra, una vez más, superar a Vegeta. Pero en esos capítulos los guerreros aumentan su poder muy rápidamente. Al final, cuando Cell y Gokū mueren, todo indica que Vegeta vuelve a ser más fuerte, pero esa diferencia no parece ser muy grande. En la siguiente saga sí que Piccolo es superado y entonces también relegado a un papel algo secundario. Pero eso no le quita su gran importancia en la serie, en la que fue un terrible villano, cruel como pocos, pero valiente, muy valiente, y después héroe, sabio y poseedor de una personalidad que sedujo por años a los seguidores de  Dragon Ball.