lunes, 14 de abril de 2014

Lord Voldemort, el mejor villano

La literatura universal goza de la presencia de extraordinarios villanos; algunos ayudan a aumentar la importancia de obras renombradas, como el mismísimo Heathcliff, Jean-Baptiste Grenouille o Claude Frollo, y en el género fantástico también los hay que tienen una incuestionable influencia, como seria el caso de Jadis y Sauron, entre otros tantos, pero sin duda hay un villano que se coloca por encima de todos -pese a que la grandeza de Harry Potter en calidad de obra literaria exista o no-: se trata del malévolo y extraordinario Lord Voldemort.
Lo brillante de este personaje es la manera tan bien construida en que se nos presenta su personalidad, su influencia, su poder y, más que nada, su historia. J. K. Rowling supo suministrárnoslo en adecuadas píldoras conforme avanzaban los libros, para que no lo conociéramos por completo pero que tampoco perdiéramos el interés en él. La estrategia fue brillante, tanto que me atrevo a decir Voldemort es lo mejor que ha hecho la autora británica en cuestiones literarias.
El personaje aparece en la historia de manera desconstruida, tanto en su biografía como en su aspecto físico, y la forma en cómo se va construyendo poco a poco es precisamente uno de los aspectos más interesantes y bien logrados de la serie de novelas.
Lo primero que sabemos de él es su tenebroso pasado como mago poderoso, en su calidad de asesino de los padres del pequeño Harry, pero eso, se supone ya fue, el villano se ha marchado, es parte de lo que quedó atrás. Mas algo nos dice que ese personaje del que tanto se teme hablar no puede haberse ido, más bien que se prepara al lector para hallárselo páginas más adelante. Y sí, Voldemort aparece por el final del primer libro, tan malo o más de que uno lo imaginaba, y deja claro que no piensa marcharse en tanto no termine la historia.
En el siguiente libro conocemos algo de su pasado más remoto: sus ya nada subestimables maldades en su época en Hogwarts, el hecho de que desciende del mago tenebroso  Salazar Slytherin, lo cual lo enorgullece, pero también del muggle Tom Riddle, linaje que lo  avergüenza y por el que cambió su verdadero nombre, Tom Marvolo Riddle, por uno más comercial en el mundo de los magos.
Y pese a que en los siguientes libros logra reconstruirse físicamente y recuperar su temible poder, aún no está del todo construida su biografía, acierto de Rowling que se le agradece. La historia del villano, en las diferentes etapas de su vida, la obtenemos poco a poco conforme avanzan los libros.
En Harry Potter y el misterio del príncipe, el sexto libro, exploramos su más remota infancia, la historia de sus padres, que dista mucho de parecerse a una historia de amor, su nacimiento y su niñez abandonado en un orfanato, donde ya era tan malo como en su etapa adulta, conciente de su poder, libre de cualquier sentimiento que pudiera debilitarlo y en constante autoentrenamiento para ocupar un puesto que ya sabía que le aguardaba.
La figura de Voldemort crece y cautiva en la historia gracias a los constantes secretos sobre su pasado que se unen a sus malévolos planes y a su escalofriante poder, lo que nos da como resultado un villano de época, de esos que, aun habiendo muchos en la literatura, no hallamos muy seguido. Voldemort es uno gran villano, y quizás, por qué no decirlo, el mejor.

domingo, 13 de abril de 2014

Drabelo, un señor oscuro muy misterioso

Hoy escribo la biografía de un villano del que no se sabe nada, lo cual ya, por principio de cuentas, me resulta difícil. El príncipe de la soledad (aquí se puede descargar la novela gratis) es una historia llena de personajes oscuros, misteriosos, unos que son malos y fingen ser buenos y otros que son malos y no les importa guardar apariencias, pero sin duda entre todos los malos, el que más intimida es Drabelo, quien, curiosamente, no aparece en la novela, tan sólo se habla de él algunas veces.
Drabelo, para muchos, ni siquiera existe. Fue hace varios siglos miembro de una familia de aristócratas, y de la cual todos sus miembros eran malvados y gozaban de hacer sufrir. Sin embargo, toda esa familia de personajes oscuros fue exterminada y quedó sólo como un triste recuerdo con apariencia de secreto.
No obstante, cuando en la trama de la historia empiezan los problemas, cuando las espadas chocan y los cobardes huyen mientras los valientes los persiguen, cuando el peligro acecha la paz del Círculo y es hora de que cada quien demuestre de qué material está hecho, surge el nombre de Drabelo, de un villano del pasado, malo, muy malo, muerto hace muchos siglos, primero como un dato histórico, después se nota que algunos son sus fieles sirvientes, seguidores intimidados por él y capaces de todo con tal de no perturbar los planes y mucho menos fallarle a su oscuro señor, andan sueltos y no con muy buenas intenciones. ¿Pero de quién se trata? Si se supone que Drabelo es pasado, un pasado muy remoto, sin embargo, unos lo obedecen y otros tiemblan al escuchar su nombre, un nombre prohibido en el Círculo por los jueces.
Pronto sobran quienes se pregunta ¿qué está pasando?, ¿quién ha usurpado el nombre de Drabelo? Porque él y su malvada familia fueron exterminados hace muchos siglos, y desde entonces la paz ha reinado, ése hombre oscuro que anda por allí no puede ser Drabelo, ¿o sí? Al menos se sabe que el misterioso que esparce el miedo a su paso sí comparte muchas características con el antiguo Drabelo, características que desconciertan a muchos y a otros les deja claro que, por tales motivos, indudablemente se trata de él, del verdadero Drabelo.
Entre tanto, mientras sale la segunda parte de la novela, se puede decir que Drabelo es ya un gran villano, oscuro y misterioso, y que causa mucho miedo con el simple hecho de que se hable de él. Lo curioso es que no se sabe siquiera si existe, si sólo es un rumor, una confusión o si alguien menos malo y menos poderoso está aprovechándose de un nombre mítico.

sábado, 12 de abril de 2014

Batman, el héroe gótico

En este año se celebran los 75 de Batman, muchos en los que ha perseguido a maleantes por toda Gotham City noche tras noche. Porque este héroe trabaja de noche, su mejor aliada, la que oculta parte de su traje y hace aterradora, para sus enemigos, la otra que deja visible.
Batman es mi personaje favorito de cuantos superhéroes ha exportado la cultura yanqui al mundo. En realidad poco me gustan los titanes de hojalata, mutantes superpoderosos que lanzan de todo y tienen toda la fuerza que hace falta. No me gusta de hecho Superman, aunque siento respeto por la serie Smallville de hace algunos años, que fue estupenda.
El hombre murciélago me gusta porque es un héroe sin poderes. Es un ser humano normal, con fuerza limitada, al que le duelen lo golpes, y, por tanto, muy valiente para jugarse la vida noche tras noches con rivales siempre a su altura.
Algo que cabe resaltar es que Batman, en estos 75 largos años, ha tenido altibajos y hasta ridiculeces. La serie de los 60s, protagonizada por Adam West, de la que apenas habré visto un par de capítulos porque no es de mi época, se me hace terriblemente ridícula, ya tan solo por el traje y las poses. Pero no hay que ir tan atrás para hallar a un Batman ridículo, George Clooney se encargó de hacer uno en 1997.
Porque, insisto, de Batman hemos visto mucho, hasta a Bruce Wayne gozando de la jubilación mientras asiste a su discípulo, Terry McGinnis, un Batman ya sin capa, con un traje muy resistente y otros artefactos tecnológicos que no por eso le hacen mas llevadera la profesión que a su anciano jefe.
Pero de entre lo bueno y lo malo, lo maravillosamente gótico y oscuro y los extremos de ridiculez del traje tan famoso, hay un personaje con una biografía estupenda, aunque sea vista sólo por encima. Bruce Wayne es un hombre parecido a un aristócrata de rancio abolengo, es el heredero de una gran fortuna que vive en su enorme y deslumbrante mansión, asistido por un fiel y eficiente mayordomo que le hace tan bien el té como le prepara el traje de murciélago.
Wayne podría ser como cualquier otro millonario joven que vive a todo lujo navegando por el Mediterráneo en su yate lleno de modelos hermosas, pero tiene un problema: de niño vio cómo asesinaban a sus padres, y eso le hizo tener una eterna cuenta pendiente con todos los que van contra la justicia. Ese niño aristocrático, rico y huérfano, decidió tomar la forma del bicho que más le ocasionaba temor, el murciélago, para así intimidar a los maleantes.
Ya hecho un hombre, en Gotham City, una ciudad en la que al parecer siempre hace frío y llueve mucho, el joven y guapo Bruce Wayne, en lugar de ir cada noche a un restaurante lujoso por una nueva conquista, se pone la capa negra y sale de su oscura y ancestral mansión para vigilar a los malos desde la altura de un edificio y lanzarse sobre ellos de manera sigilosa, muy sigilosa, rápida y letal.
Ése es Batmán, el héroe oscuro y gótico, un ser humano sin mutación alguna que atormentado por un terrible suceso de su niñez sale cada noche a evitar que otro niño viva la misma experiencia, poniendo fuera de combate a los malos. Sin duda el personaje ha gustado tanto durante tres cuartos de siglo porque sencillamente hay una historia maravillosa, y triste, detrás de ese hombre de la capa que siempre sale de noche. Porque  está solo, sin más compañía que su viejo mayordomo, y ésa soledad de Bruce Wayne es la que provoca que el espectador sienta un poco de afecto por el terrible murcielago que sacrifica su juventud por el bien de los demás.

miércoles, 9 de abril de 2014

¿Qué tan malo es descargar libros gratis?

Actualmente se libra un debate sobre la moralidad ligada a la descarga de libros de la red para leerlos en una tableta o un Kindle sin el consentimiento del autor y o editor. Viéndolo en la simple perspectiva derivada de la lógica, es algo indebido. Tomar algo que no nos pertenece, sea lo que sea, es incorrecto, incluso ilegal.
Mas la cuestión de los libros es algo diferente, también por motivos muy lógicos. Habrá escritores que se muestren renuentes a que su obra sea leída sin previo pago. Pero los que se van por ese lado, sin duda se están equivocando. La distribución gratis de un libro en la red amplia de manera inimaginable sus posibilidades de propaganda, la cuestión más importante en todos los aspectos ligados a la venta de un libro.
Es evidente que el hecho de que un libro sea muy difundido en la red en lugar de ser algo malo para el autor es bueno. Primero porque muchos lectores sólo inician un libro en formato electrónico y si les gusta demasiado se van por el formato físico. Segundo porque la posibilidad de que los lectores mencionen tan sólo el titulo en las redes sociales, donde la información se mueve de manera muy rápida, supone una invaluable propaganda gratis. Y tercero, lo que hay en Internet simplemente es algo así como la moda, lo que la gente consume, un libro del que no se hallan reseñas en la red e incluso capítulos gratis o la obra integra seguro que nadie lo lee.
Los grandes superventas, El código Da Vinci, Harry Potter, Crepúsculo, Juego de Tronos, se han vendido de forma tan extraordinaria gracias a su exhibición en la red y la posibilidad de empezar a leerlos gratis. Deducir eso no es algo complicado. Muchos nobeles de literatura del siglo pasado ni siquiera llegaron a soñar con obtener regalías del 10% de las que obtienen los autores de las obras mencionadas.
Los pesos pesados de la literatura de estos tiempos, seguro que no están molestos porque sus libros anden vagando gratis en la red, sino que lo agradecen. La red es promoción, rápida y gratis.
Y eso puede decirse de autores que no provocan que sus libros estén disponibles y al alcance de un clic. Muchos lo hacen a propósito, sabiendo la gran difusión a la que pueden acceder. Algunos cuelgan su obra integra totalmente gratis y otros la cortan cuando más adictiva se ha vuelto, como es el caso de El príncipe de la soledad, libro que se puede descargar casi completo, mas cuando falta poco y uno ya no puede parar de leerlo… se termina.
De lo anterior se puede decir que al menos el autor brinda muchas páginas para que el lector decida si lo compra o no. Pero lo importante a fin de cuentas es la difusión, esa gran ventaja, y no lo contrario, que se extrae de que exista la posibilidad de descargar libros, algo aparentemente malo, ilegal, pero que, por otro lado, acarrea a los autores excelentes beneficios.