miércoles, 24 de octubre de 2012

Lockwood, de Cumbres Borrascosas


Cuando salió a la venta la novela Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, en 1846, el público la rechazó. Su estructura desconcertó a críticos y lectores en general, porque no estaba narrada del método convencional. El responsable del incidente no es otro que Lockwood, el narrador personaje que no tiene absolutamente nada que ver en la historia.
Lockwood es, por decir lo menos, un personaje extraño en la literatura universal. Aparece de principio a fin en Cumbres Borrascosas, revela sus sentimientos tímidos, se siente atraído por una de las protagonistas, los conoce casi a todos, y narra la historia, pero también es un personaje que podría no existir sin que los acontecimientos se alteraran en lo más mínimo.
La historia inicia precisamente cuando Lockwood, habitante la de la Granja de los Tordos, visita a su casero, Heathcliff, en su finca Cumbres Borrascosas. Allí también viven Joseph, Hareton y Kathy, al parecer en una permanente guerra. La situación tan hostil que reina en el lugar desconcierta profundamente a Lockwood, y consumido por la curiosidad, de regreso a su casa, provoca que Nelly Dean le cuente la historia que está detrás de aquellos muy misteriosos personajes.
Conforme transcurre el relato, Lockwood ofrece sus impresiones de cuanto le relata Nelly, incluso se conmueve. Después, ya más enterado de todo, vuelve a visitar a Heathcliff, sólo para despedirse de él. Al final, para cubrir su labor de narrador, regresa por última vez a Cumbres Borrascosas y se entera de que las cosas han cambiado radicalmente y de que la guerra, por fin, ha terminado.

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