En mi
niñez fui un fiel fanático de Dragon Ball
Z, aunque cuando el anime derivó en Dragon
Ball GT me pareció tan impresentable que por ese motivo, y por los
estudios, dejé de verlo. Por lo tanto, mi conocimiento de los personajes llega
hasta Dragon Ball Z, cuando es derrotado
Majin Boo. Según mis amigos que fueron tan fanáticos del anime como yo, hasta
aquí termina lo bueno de la historia y no me perdí de nada al no darle
seguimiento a la pésima continuación.
Algo sorprendente
de Dragon Ball que sin duda constituyó
un gran logro fue la destreza del autor para ir haciendo de cada villano un
gran amigo y aliado de Gokū una vez que éste le vencía, creando de esa manera un
número interesante de antihéroes primero y de buenazos después. Durante mucho
tiempo creí que el mejor logro en ese sentido había sido Piccolo. Cuando apareció
el malvado Vegeta lo odié como supongo todos los seguidores de la historia. Y fue
precisamente en ese entonces que Piccolo alcanzó una talla extraordinaria,
peleando con gran valor contra los saiyajin y a la vez exhibiendo su siempre
atractiva personalidad de antihéroe.
Durante la
batalla con Freezer, Vegeta continuó siendo un tipo odioso, amen de sádico
asesino y a veces cobarde. Durante la pelea trató de escapar, bajeza en la que
nunca cayó Piccolo, quien por más superiores a él que fueran sus enemigos
siempre sabía enseñarles con estilo los dientes.
Pero fue
imposible no contemplar con interés la metamorfosis moral de Vegata, que se
inició una vez que se quedó a vivir en la tierra y fue larga, muy larga. Duró todo
el resto de Dragon Ball Z. Y es en
esta parte donde superó a Piccolo, no sólo en poder, sino en atractivo como
antihéroe. A Piccolo le bastó pasar una temporada con su querido alumno Gohan para
hacerse bueno, en tanto que a Vegeta le llevó mucho más tiempo y tuvo, como buen
adicto a matar, sus recaídas.
Cuando surgieron
los androides, el atractivo del príncipe de los saiyajin radicó en que se vio
inmerso en un equipo sin desearlo, pero a la vez conciente de su rol entre el
grupo de guerreros y demostrando su lealtad a ellos en pequeños y casi
imperceptibles momentos. Cuando Piccolo decidió pelear con el androide Número
20, Vegeta, pese a que deseaba eliminarlo por su adicción a pelear, comprendió
pronto que el odiado Nameku era realmente casi tan poderoso como él y dejó que
se ocupara del androide. Incluso llegó a decirle desdeñosamente con Número 20: Piccolo, ya matálo.
La mayor
prueba de lealtad a “sus compañeros” la dio poco después, al pelear con Número
18. Justo cuando le daban una paliza, el sentimental Trunks quiso salvar a su
padre e indirectamente orilló a Número 17 a que entrara a pelear por el bando de los
androides y a Piccolo y Ten Shin Han en ayuda de los dos saiyajin. Aunque Vegeta
peleaba con Número 18, al ver que 17 estrangulaba lentamente a Ten Shin Han se
lanzó furioso contra el androide. La escena duró sólo un momento pero dio a
entender mucho sobre el carácter de Vegeta y sembró dudas sobre él. ¿Se sentía
culpable de que Ten Shin Han pudiera morir debido a que él no pudo derrotar a Número
18?, ¿o simplemente en ese momento se sintió parte del equipo?
Otro aspecto
sumamente interesante de Vegeta radica en su relación con Gokū. Aunque lo
odiaba por haberlo superado, también lo admiraba y lo consideraba un buen
ejemplar de su raza, por más que siempre lo llamara guerrero de clase baja. Recordemos que Vegeta mató sin consideración
a Nappa, por débil, pero tras pelear con Gokū empezó a sentir por él cierta
admiración y a considerase a ambos como una raza en guerra con todo el
universo. Cuando las cosas se le complicaron en el planeta Nameku, llegó a
decir necesito aquí a Kakarotto. De allí
en adelante, siempre decía: nosotros los saiyajin
o no nos provoquen, para elogiar
su resistencia, capacidad de superación y orgullo guerrero, refiriéndose casi exclusivamente
a ellos dos y dejando a un lado a Trunks y a Gohan. Además, siempre lo llamó Kakarotto,
quizás por considerar una ofensa el hecho de que un genuino representante de
una familia guerrera tuviera un nombre terrestre.
El aspecto
más sentimental de Vegeta es en su relación con Trunks. Piccolo amó a Gohan con
mucha facilidad, mientras que a Vegeta le resultó muy difícil sentir afecto por
su propio hijo. Podría decirse que a Trunks le costó sangre, sudor, lágrimas y
una vida conseguir que su padre lo amara. Cuando el cruel Vegeta descubre que
es su hijo, no para de humillarlo, quizás porque no lo ama o porque deseaba que
su hijo tuviera su carácter.
Mas poco a
poco descubre cuánto vale su hijo o, cuando menos, lo valora porque a fin de
cuentas es eso, su hijo. En la saga de Majin Boo, Vegeta, aunque sigue siendo
el de siempre, orgulloso, malvado en sus ratos y sediento de pelear, también
aparece como un padre consentidor, sumiso y hasta orgulloso de Trunks.
Todos esos rasgos de la
personalidad de Vegeta lo hacen si no el mejor personaje de Dragon Ball Z sí el mejor antihéroe, por
encima del nada desdeñable Piccolo. Mucho de su atractivo radica en que jamás
dice abiertamente lo que siente y obliga al espectador a hacer sus deducciones con
lo poco que él revela. Aunque tampoco se trata de una originalidad, el carácter
contradictorio y misterioso de Vegeta recuerda, en otro anime, a Ikki, el Ave Fénix,
de Los Caballeros del Zodíaco, y en
la literatura al joven juez Albram Dorogant, de El príncipe de la soledad. Recordemos que, por motivos complejos de
explicar, siempre es mucho más atractivo el antihéroe que el héroe.
idolo
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