El personaje
central de la obra maestra de Raymond Chandler no es Terry Lennox, sino su
detective Philip Marlowe, no obstante, Lennox es el ojo en torno al cual gira
todo el huracán. Pese a que sólo aparece un poco durante toda la novela, es el
causante de ese largo adiós que llega a ser para el protagonista detective una
especie de misión de honor, y algo más allá que no alcanza a entender.
Cuando Marlowe
lo conoce, Lennox está alcoholizado, su estado favorito, y sin entender nunca
bien por qué, empieza a apreciarlo un poco. Lennox es un excombatiente de la Segunda Guerra Mundial, etapa
que le dejó heridas en el rostro que lo marcaron para siempre. A sus 35, aun
siendo guapo y de aspecto agradable, parece un viejo con todo el pelo blanco. Es
el esposo de la hija de un millonario, una mujer guapa, infiel como ninguna
otra y que quizás se buscó un esposo pobre para que se viera en la necesidad de
pasar por alto sus infidelidades.
Lennox establece
una rápida amistad con Marlowe. Se emborrachan juntos y se hacen pocas
preguntas. Una mañana Lennox lo visita para pedirle que lo lleve de Los Ángeles
a Tijuana, porque algo ha ocurrido con su esposa y está muerta. Marlowe, sin
preguntar, lo ayuda. Simplemente lo hace por amistad, por una amistad
inexplicable hacia un hombre que en realidad no conoce.
Al día
siguiente Marlowe es arrestado. Lennox está acusado de asesinar a su esposa y,
por lo tanto, al ayudarlo a escapar, el detective es su cómplice. Pero pronto
lo liberan y le informan al mismo tiempo que Lennox se ha suicidado en un
remoto pueblo mexicano y ha dejado una carta en la que confiesa su crimen.
Al poco de
salir de prisión, el detective recibe una carta de su amigo en la que le agradece
por haberlo ayudado y le regala un billete de cinco mil dólares. Marlowe siente
nostalgia, aunque no conocía bien a Lennox, algo le dice que era incapaz de
matar a su esposa y que probablemente no se suicidó. El detective sabe que los
policías mexicanos son muy dados a disparar a un prófugo sin demasiados preámbulos,
e imagina que su amigo fue acribillado por la espada del otro lado de la
frontera mexicana.
Y aunque
se decide a investigar, pronto le llegan las amenazas. El padre de la difunta y
un gangster amigo del propio Lennox literalmente le dicen que si investiga no
se tocarán el corazón para ir por él. Pero Marlowe, que no conocía en realidad
a Lennox, no se amedrenta, siente una deuda de honor con su amigo, con la
inocencia de éste, y está dispuesto a saldarla durante un largo adiós.
Después del tiempo que le
lleva ese proceso, Marlowe conoce un poco al verdadero Lennox, quien no era
realmente norteamericano, tenía otro nombre, había peleado en la guerra pero no
en el ejército de los Estados Unidos, y era capaz de mucho con tal de echar
tierra sobre su pasado. Incluso de engañar a un amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario