Hace tiempo escribí la biografía de Vegeta, el personaje de Dragon Ball que más me gustó cuando fui un fanático de
la serie, en mi infancia. Aunque el orgulloso saiyajin no me gustó nada
en cuanto apareció dispuesto a evaluar la tierra y venderla si la cotizaba alta
o hacerla explorar si la consideraba un planeta de baja calidad. Antes de
Vegeta y aún mucho después de que él apareciera, mi personaje favorito era Piccolo,
otro que apareció como malo y que, después de mucho tiempo, llegó a ser un
héroe, valiente y decidido a entregar su vida por una causa justa.
Piccolo aparece cuando Gokū
todavía es un niño, y cuando la serie todavía es algo cómica. Inesperadamente, Tambourine,
un monstruo que busca la lista de los peleadores del torneo de las artes
marciales, mata con una increíble sencillez a Krilin, es entonces cuando el
viejo y libidinoso maestro Kame Sennin les revela a todos de la existencia de
un ser muy poderoso, terriblemente cruel y capaz de crear hijos aunque no tan
poderosos igual de malos que él. Ese villano es Piccolo Daimaō, quien, con el
tiempo, será crucial en el éxito de la serie.
Piccolo Daimaō aterrorizó en el
pasado a la tierra, cuando Kame Sennin era aún muy joven. Él y su compañero de entrenamiento,
Tsuru Sen'nin, pelearon contra los hijos del villano con mucha fortuna, pero
fueron insuficientes para él. No obstante, Mutaito, el maestro de ambos,
desarrolló una técnica capaz no de eliminar a Piccolo pero sí de encerrarlo en
un termo para que ya no diera más problemas. Una vez muerto su maestro en la
batalla, Kame Sennin arrojó el termo al
fondo del mar, esperando que nunca nadie lo hallara. Pero, siglos después, fue Pilaf,
un villanillo pasado de moda que creía ilusamente que el monstruo podía
beneficiarlo, quien lo liberó de su cautiverio.
En cuanto recobró la libertad, el
envejecido Piccolo se fijó dos metas: obtener de Shenlong la vida eterna
en un cuerpo joven y liquidar a los peleadores que pudieran aprender la técnica
con que Mutaito lo derrotó en el pasado. Para ello engendra a su hijo Tambourine,
un ser malvado y terrorífico que se da a la tarea de matar a los peleadores uno
por uno, empezando por Krilin de manera circunstancial. Ese crimen hace que Gokū
se la jure a Piccolo. Al principio la cosa parece imposible, porque incluso Tambourine
lo derrota con mucha facilidad. Pero debido a su sangre saiyajin Gokū se vuelve
más fuerte durante las batallas, llegando al poco tiempo a cargarse a Tambourine
y después a Piccolo, cuando éste ya tiene el mundo bajo su control.
No obstante, justo antes de
morir, Piccolo arroja un huevo, como es su costumbre parir a sus hijos. De ese
huevo sale un ser verde físicamente muy similar a su padre. Se le parece mucho
más que sus otros hermanos, por lo que se sugiere que el Piccolo del huevo es
no solamente un hijo sino una reencarnación del anterior.
Poco después Gokū conoce a Kamisama,
el dios de la tierra, otro ser idéntico a Piccolo. Y éste le revela que años
atrás fueron el mismo y que se separaron en la parte mala y la parte buena. Kamisama
entrena a Gokū con la intención de que en el próximo torneo de las artes marciales
derrote a su doble maléfico. Es en este período cuando Gokū pasa de niño a joven. En
el torneo, como era de esperarse, aparece Piccolo, igual de malo que el
anterior y mucho más poderoso. Allí acude Kamisama para tratar de encerrar a su
doble como lo hizo en el pasado Mutaito, pero termina siendo él el encerrado
porque Piccolo, que ya conocía la técnica, había tomado sus precauciones desarrollando
otra para regresarla.
En la final del torneo, Piccolo y
Gokū se enfrentan en una espectacular batalla que termina desapareciendo todo a su
alrededor. Gokū triunfa, aunque casi le cuesta la vida, mientras el villano se
marcha jurando vengarse en un lapso de tiempo no muy extenso.
Pero lo cierto es que Piccolo no
llega a vengarse. Cinco años después, cuando ya ha desarrollado una técnica
sorprendente para matar a Gokū, llega del espacio el malvado hermano de éste, Raditz,
quien revela que ellos son del planeta Vegeta y que pertenecen a una raza de
guerreros muy poderosos y muy malvados, extinta casi, salvo por la
supervivencia de cuatro miembros.
Piccolo, quien fue humillado por Raditz,
decide unirse a Gokū para lograr
vencerlo. La batalla es sumamente cruel y concluye con Gokū y Raditz muertos. Pero
el saiyajin les revela, antes de cerrar los ojos para siempre gracias a las
uñas de Piccolo, que dentro de un año llegarán a la tierra sus dos compañeros,
seres mucho más poderosos para él. Piccolo entiendo que se aproxima una batalla
difícil y decide llevarse, para entrenarlo, al hijo de su peor enemigo hasta
entonces: Gokū.
Durante el entrenamiento ocurre
algo extraño, en el malvado y cruel Piccolo se despierta un afecto paternal
hacia su discípulo, lo que lo transforma
radicalmente, lo pasa de malo a bueno, por más que él lo niega por mucho
tiempo. Cuando llegan los saiayajin, Nappa y Vegeta, demuestran inmediatamente
su gran poder. Todos aquellos amigos de la infancia de Gokū, que primero fueron
sus enemigos, son derrotados en el acto, sobreviviendo apenas Krilin y el
propio Piccolo. Pero una cosa queda clara, a menos que llegue Gokū, recién revivido
y encamino para la batalla, todos van a morir. Nappa y Vegeta no sólo son
fuertes, son extremadamente fuertes.
Antes de la llegada de Gokū, Piccolo
hace su mayor acto heroico de la serie al salvar la vida de su discípulo entregando
sin muchos preámbulos la propia. Hasta aquí parece que el poderoso Piccolo ha
quedado relegado, ya que fue vencido fácilmente por Nappa, y ni siquiera se
enfrentó a Vegeta, quien es mucho más poderoso que su compañero.
Durante el inicio de esa batalla Piccolo
supo algo que desconocía: que no es un terrícola sino un nameku, algo que no
había sospechado siquiera porque era verde, porque podía parir hijos de manera
asexual y porque hablaba un idioma que sólo él y Kamisama conocían. Y precisamente
porque en su planeta hay unas bolas del dragón que pueden revivirlo a él y a
los demás, la batalla se traslada al planeta Namek. Pero allá el peor enemigo
no será Vegeta sino su jefe: Freezer, un ser infinitamente poderoso como jamás ha existido guerrero alguno.
Contra tan terrible villano se
cree que Piccolo poco puede hacer, pero gracias a su entrenamiento en el otro mundo,
y a que se fusiona con un nameku físicamente idéntico a él, Nail, un
guerrero muy poderoso que sin embargo fue derrotado fácilmente por Freezer, Piccolo
se vuelve muy fuerte, más que Vegeta y que todos los soldados de Freezer, pero
no lo suficiente como para derrotar a éste. No obstante, es crucial en la
batalla, no se acobarda en ningún momento -como sí lo hace Vegeta- y le presta
una fundamental ayuda a Gokū.
Al regresar a la tierra hay algo
muy claro, después de Gokū, Piccolo y Vegeta parecen ser los dos seres más
poderosos del universo y no se puede decir cuál de los dos es el más fuerte. En
la siguiente saga, la del malvado Cell o Celula, según donde se le mire, Vegeta lo
supera al principio porque logra transformarse en super saiayajin, pero Piccolo
guarda todavía un as bajo la manga: se fusiona con Kamisama y logra, una vez
más, superar a Vegeta. Pero en esos capítulos los guerreros aumentan su poder
muy rápidamente. Al final, cuando Cell y Gokū mueren, todo indica que Vegeta
vuelve a ser más fuerte, pero esa diferencia no parece ser muy grande. En la
siguiente saga sí que Piccolo es superado y entonces también relegado a un
papel algo secundario. Pero eso no le quita su gran importancia en la serie, en
la que fue un terrible villano, cruel como pocos, pero valiente, muy valiente,
y después héroe, sabio y poseedor de una personalidad que sedujo por años a los
seguidores de Dragon Ball.
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