En la magna obra de Ana María
Matute, Olvidado rey Gudú, indudablemente
el personaje mejor desarrollado es Ardid. Su carácter, su inteligencia, su
voluntad y su sangre fría para llevar a cabo sus planes la convierten en uno de
esos personajes que merecen ganarse un sitio de honor en la literatura
universal.
Ardid es apenas una niña cuando
su país es invadido por el poderoso rey Volodioso. Se trata de un monarca cruel
y despiadado, hambriento de territorios, el típico monarca medieval siempre
listo para pasar a cuchillo a sus enemigos. El padre y los hermanos de Ardid
son asesinados con lujo de crueldad por los esbirros del rey. Tan sólo
sobreviven ella y su maestro, un viejo mago muy discreto en sus habilidades
quizás para no terminar en una hoguera, a quien se le conoce como El Hechicero.
Quizás otra niña abandonada
habría optado por morirse de tristeza o de hambre. Pero no una con la inteligencia
de Ardid. Pronto a ella y a su maestro se les une una criatura más mágica que
este último, un trasgo que les será de gran ayuda. Sabiendo que Volodioso no es
más que un guerrero valentón, analfabeto e ignorante, Ardid planea impresionarlo
con su desbordada inteligencia, casarse con él y después cobrar su justa venganza.
La primera parte de la tarea no
le resulta difícil. Su inteligencia sorprende al monarca con mucha facilidad y
éste pronto comprende que le puede ser de mucho provecho, así que opta por
casarse con ella, sin importarle que se trata de una niña. Pero como Volodioso
es un calenturiento monarca, pronto se olvida que se ha casado y de su esposa,
volviendo su mirada a mujeres desarrolladas que pueden saciar sus apetitos.
El tiempo pasa y un buen día
Volodioso se encuentra con una joven hermosa en un rincón nostálgico de su
castillo. Pronto ella le revela que es ni más ni menos que su esposa. El rey
cobra inmediatamente sus derechos de
esposo y Ardid por primera vez comete un error desde que fue eliminada su
familia: se enamora.
Del matrimonio nace un niño,
Gudú, pero ya para entonces Volodioso repudia a Ardid debido a que, por sus
celos, le impidió divertirse con una prisionera de guerra, perteneciente a una
tribu guerrera, cruel y semisalvaje que le da mucha guerra al rey. Por lo
tanto, Gudú nace en la prisión donde han encerrado a su madre y Volodioso
apenas y se entera de que ronda por los pasillos del castillo.
Gudú tiene varios hermanos
mayores, y de entre ellos uno es el predilecto del rey, por lo tanto no tiene
muchas esperanzas de heredar el trono de su padre. Pero tiene una gran arma a
su favor: la inteligencia de su madre. Ardid planea minuciosamente cómo
conseguir dejar a los demás hermanos fuera de combate y coronar a su hijo. Pero
antes de eso decide quitarle un defecto que puede impedirle ser un gran rey: la
capacidad de amar.
Gracias a las artes del Hechicero y el trasgo, Gudú, siendo
apenas un niño, pierde la capacidad de amar, incluso a su propia madre. Y,
gracias a ello, con el tiempo se convierte en un gran rey conquistador, con Ardid
como la mente maestra detrás de sus logros. Pero a semejante rey tan cruel se
le pasa la mano y ya en su madurez sus logros se vuelven sus calvarios. Por fortuna
para Ardid no vive para ver lo que deseó en el momento en que su padre sus
hermanos fueron asesinados: que el reino de Olar sea destruido y olvidado para
siempre.
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