Milady de Winter es una de las
grandes villanas de la literatura universal: tan perversa y maquiavélica que da
miedo, pese a que Los tres mosqueteros
es un libro un tanto infantil que muchos recomiendan leerlo, para que uno se lo
crea, en la más tierna infancia.
Pero Milady es cosa muy aparte de
los personajes ingenuos que rayan en lo tonto y que figuran en la novela, como
el propio D`Artagnan. Quizás por ello, al ser rodeada por la ingenuidad de
otros, le es tan fácil a Milady cometer sus crímenes y salirse siempre con la
suya.
Es descrita como una mujer muy
joven, que apenas supera los veinte años, y aunada a su juventud posee una
hermosura deslumbrante, que usa bien y adecuadamente cada que le es necesario. Pese
a ser tan joven, lleva ya en su historial tantos matrimonios como crímenes. Entre
sus exmaridos figura el propio Athos, uno de los tres mosqueteros.
Milady se encuentra bajo las
órdenes del perverso Cardenal Richelieu. Es su asesino más letal y al que
le profesa mayor confianza. La mujer posee una inteligencia por encima del
promedio que, junto a su belleza, consigue embaucar a los hombres en un
instante y logra que hagan lo que ella quiere. Milady es la mano asesina con que
el cardenal mantiene su posición de superioridad dentro del gobierno francés.
Richelieu le ordena ejecutar
peligrosas y complicadas misiones, como la de ir a Inglaterra eliminar al Duque
de Buckingham, el amante de la reina de la Francia, proceso que logra gracias a
su belleza y a su capacidad para mentir.
Tras regresar a Francia, para
vengarse de D`Artagnan por no haberse dejado matar, asesina a su novia, Constance
Bonacieux. Pero poco después es capturada por los mosqueteros y otros
personajes que tienen viejas y dolorosas cuentas pendientes con ella. Tras su
captura, le pasan la lista de crímenes pasados, los cuales no podía negar al
estar marcada con una cicatriz en forma de flor de lis, símbolo que se ponía a
los criminales peligrosos.
La gran villana, que ni siquiera recuerda a su
hijo pequeño en sus últimos instantes, es ejecutada por sus captores de una
forma igual de cruel a la que ella usaba con sus víctimas. Así termina su vida
dentro de la literatura, pero empieza a ocupar su sitio de honor en el pódium de
los más grandes malvados personajes ficticios de todos los tiempos.
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