Creo que muchos estarán de acuerdo conmigo en
cuanto a que los dos mejores personajes que creó el escritor francés Alejandro
Dumas son D'Artagnan y
Edmundo Dantés. Hoy toca hablar del segundo y ya en otra ocasión pienso
ocuparme del primero, porque vale la pena, como también sus tres compañeros de
armas, nunca mejor dicho.
Edmundo Dantés tenía veinte años cuando
Napoleón escapó de la Isla
de Elba, por lo tanto debió nacer poco después del periodo del reino del terror en Francia. Se hace marinero muy joven, soñando con ser algún día capitán, bajo las órdenes del
señor Morrel, un buen hombre que lo aprecia.
Dantés es muy inteligente; pese a su condición
humilde y su escasa educación, Morrel confía en él para darle el mando de su
barco, el Faraón, cuando apenas tiene veinte años. Ese
nombramiento termina siendo el inicio de la desgracia del noble joven, porque
sus amigos y enemigos, llenos de envidia, deciden destruirlo.
Danglars es otro marinero que por ser mayor que
Dantés cree que el puesto de capitán le corresponde a él. Se une a Fernando
Mondego, primo y pretendiente de la novia de Dántes, Mercedes, una guapa
marsellesa de ascendencia catalana. Danglars y Fernando, con la complicidad del
acobardado Caderousse, escriben una carta anónima en la que acusan a Dantés de
ser un bonapartista y de estar colaborando para que Napoleón vuelva al poder.
Dantés ingenuamente aceptó llevar una carta,
que cree es inofensiva, de la
Isla de Elba a Marsella, y ésa es la prueba con que sus
acusadores pretenden probar sus calumnias. Arrestado el día de su boda, Dantés
es llevado junto al procurador del rey, un joven ambicioso de nombre Villefort.
Villefort inmediatamente se percata de que Dantés no puede ser culpable, es
demasiado noble e ingenuo para ser agente de Napoleón, así que no cree tener
problema alguno para dejarlo libre. Pero cuando descubre que la carta que
Dantés llevaba consigo está dirigida a su padre, decide encerrarlo para que
nunca ni por accidente lo mencione a alguien, hecho que arruinaría su
prometedora carrera.
Encerrado injustamente en la prisión del
Castillo de If, Dantés vive un infierno pensando en lo injusto de su destino,
mientras su novia y su anciano y enfermo padre están desamparados sin él.
Piensa dejarse morir de hambre, pero su espíritu recobra fuerzas y decide
soportar hasta que algo bueno para él ocurra.
Un día, cuando ya lleva años encerrado, de
debajo del suelo sale un anciano que pretendía escaparse y calculó mal, de
manera que en lugar de salir del castillo llegó hasta la celda de Dantés. El
hombre es el abate Faria, una enciclopedia viviente. Sus conocimientos son
bíblicos, además de que domina tanto las lenguas muertas como las vivas. No
tiene inconveniente en transferir a Dantés todo su saber, porque el tiempo les
sobra a ambos.
Dantés y Faria se dedican a trazar y ejecutar
un nuevo plan de escape, mientras el anciano abate le enseña al desesperado
joven todo lo que sabe. Trece años después de que Dantés llegó a If, se le
presenta la oportunidad de escapar debido a la muerte de Faria. Éste, antes de
morir, no conforme con todo el conocimiento que ya le había dado, decide hacerle otro regalo a Dantés: le revela la forma de llegar hasta donde se halla un tesoro, en la
isla de Montecristo.
Dantés logra escapar, haciéndose pasar por el abate muerto, y a los pocos meses encuentra
el tesoro. Entonces desaparece como tal y aquéllos que lo conocieron en su
temprana juventud, en Marsella, no reconocen al extraño y misterioso hombre que
se presenta frente a ellos. Primero ayuda, de manera anónima, a los que algún
bien le hicieron, después desaparece por diez largos años, mientras planea su
venganza.
Alberto de Morcef, hijo de Mercedes, la novia
de juventud de Dantés, y de Fernando Mondego, Conde de Morcef, conoce en Roma a
un extraño hombre que se hace llamar conde de Montecristo. Al personaje le
sobran el dinero y el misterio. Todo lo compra, todo lo puede y todo lo sabe.
Alberto queda encantado con él. El conde es un
aristócrata de los que sólo figuran en las novelas, y después de que le salva
la vida tras ser secuestrado por un peligroso bandido que extrañamente teme a
Montecristo, Alberto no tiene inconveniente en invitarlo a París, donde sabe
que causará sensación.
En París Montecristo se reencuentra con sus
enemigos, que no lo reconocen. Danglars es barón y un banquero muy rico,
Fernando conde y militar con cierto prestigio, y Villefort una de las
personalidades más importantes de la ciudad. Pero los tres reconocen de
inmediato la superioridad del conde, como todo París. Danglars y Villefort lo
admiran por su grandeza, por su extraordinaria personalidad y su enorme
fortuna.
Una vez que ha cautivado a todo París con sus
extravagantes encantos y sus riquezas, Montecristo empieza a ejecutar sus
planes lentamente. No tiene prisa en vengarse, si ya esperó veintitrés años
sabe que puede esperar un poco más de tiempo.
Confieso que Edmundo Dantés es uno de mis personajes favoritos de la literatura universal. Cuando es joven e ingenuo probablemente no cautiva a ningún lector, pero cuando escapa de su cautiverio y se convierte en un poderoso hombre dedicado a su venganza se vuelve de lo más interesante. Releer su estancia en París, donde se dedica a seducir a sus enemigos para destruirlos lentamente, es uno de esos placeres que pocos libros saben darnos. Por eso El conde de Montecristo es uno de esos clásicos imprescindibles que nadie que ame la literatura debería ignorar.
Qué buena publicación! El Conde de Montecristo es el libro que más me gusta :)
ResponderEliminarSi alguien me pudiera recomendar una serie, película o novela que se ajuste lo más posible al libro, se lo agradecería mucho, ya que soy fiel lector de esta obra y hasta ahora las que he visto son versiones y no se ajustan al texto original. Gracias de antemano. Abel José
ResponderEliminarYo tampoco
EliminarYo tampoco
EliminarYo leo en conde de monte cristo 😁😁😁😁😁😁😁😁😁😁😁😁😁:-D 🙎:-D 😁😁😁:-D 😁:-D 😁:-D
ResponderEliminarComo se conoce Mercedes y Edmundo!??
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