domingo, 2 de marzo de 2014

Pedro Gringoire, de Nuestra Señora de París

En Nuestra Señora de París, la segunda obra más famosa de Victor Hugo, después de Los Miserables, Pedro Gringoire es un filósofo flacucho, distraído, algo gris y mediocre que pese a ello tiene un revelante papel en la historia.
Al principio de la novela Gringoire está a punto de empezar a brillar con luz propia, ha escrito un drama que será representado en un importante evento en París, pero el griterío del vulgo, más afín a los desmanes que al arte, lo echa todo a perder y el escritor, sin un centavo encina ni un techo dónde pasar la noche, se pone a vagabundear por ese París medieval.
En su caminata conoce a la deslumbrante y hermosa gitana Esmeralda, quien gracias a sus tentadores bailes consigue con que llevarse el pan a la boca. Allí, donde los calenturientos parisienses se ponen a admirar a la hermosa gitana, Gringoire también descubre a su antiguo maestro y por quien siente un gran respeto: el sacerdote Claudio Frollo.
Sin nada más que hacer en la miserable noche, Gringoire se pone a seguir a la gitana, sólo para presenciar poco después que a ésta intentan secuestrarla Quasimodo y otro hombre misterioso. Sacando valor de su flacura, trata de defenderla, pero el jorobado lo pone pronto fuera de combate como si le diera un manotazo a una araña. Poco después llega el capital Febo con su caballería, quien sí puede someter a Quasimodo, provocando que la gitana lo vea como a un héroe y se enamore de él.
Gringoire continúa con su caminata nocturna, pero sus descuidos lo llevan a la famosa Corte de los Milagros, un nido de mal vivientes a los que pertenece la gitana que en cuanto lo ven deciden burlarse de él primero y después ahorcarlo. Gracias a que Esmeralda le guarda un poco de agradecimiento por haber tratado sin éxito de salvarla, decide hacer lo mismo por él de la única forma posible: desposándolo. Como esposo de la gitana Gringoire pasa a ser un miembro más de los hampones que causan terror en la Corte de los Milagros.
Al principio piensa que podrá hacer con la hermosa morena lo habitual en cualquier pareja, pero ésta le deja claro que nunca habrá nada entre ellos y que sólo se casó con él para evitar que lo ahorcaran. Gringoire no se inmuta por mucho tiempo. Es a fin de cuentas un filósofo y eso lo hace ir de una atracción a otra, así que su mente pasa del cuerpo de la gitana a la arquitectura, a la poesía o a la pintura muy rápidamente.
Cuando Esmeralda es apresada por supuestamente haber tratado de matar al capitán Febo, Gringoire trata de salvar a su esposa. Por sus posibilidades y capacidades son muy pocas. Pero como ignora las verdaderas intenciones de su maestro Claudio Frollo, es fácilmente manipulado por éste con la intención de llevarse a la gitana de la iglesia de Nuestra Señora antes de que las autoridades vayan por ella para ahorcarla.
Gringoire se une a los hampones que sitian la iglesia con la intención de saquear sus riquezas y luego, si se puede, salvar a Esmeralda. Eso al filósofo lo lleva a la presencia del mismísimo rey Luis XI, y, fiel a su costumbre de impedir que lo ahorquen en el último instante, también gracias a su palabrerío se salva de la cólera del soberano.
Después ayuda a Frollo a sacar a la gitana de Nuestra Señora, pero fiel también a su costumbre de quitar relevancia a lo importante se concentra en salvar únicamente a la cabrita que sirve de mascota a Esmeralda y deja a su “esposa” en manos del villano sin sospechar lo que éste se propone. Es la última vez que se le puede ver en la historia, aunque según apunta Hugo continuó su vida de intelectual distraído, pero no con toda la suerte que hubiera deseado para sí.


3 comentarios:

  1. al final se menciona que le llegan a dar un pago mensual

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  2. sencia del mismísimo rey Luis XI, y, fiel a su costumbre de impedir que lo ahorquen en el último instante, también gracias a su palabrerío se salva de la cólera del soberano. la-voz.net/periodo-litico/

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