El la obra
maestra sin lugar a dudas que es El Conde
de Montecristo, el joven Edmundo Dantés logra escaparse de la prisión del
Castillo de If a la edad 33 años, la edad de Cristo, sustituyendo el cuerpo sin
vida de su gran amigo, maestro y futuro mecenas de su venganza, el abate Faria.
Al poco
tiempo de escapar, tras enrolarse con unos contrabandistas, Dantés logra hallar
el cuantioso tesoro que le heredó el abate, pero extrañamente no inicia su
venganza. Lo único que hace, relacionado con su pasado, es ayudar a su gran
amigo y antiguo patrón, el señor Morrel, pero de sus enemigos no se ocupa mas
que en averiguar lo que ha sido de ellos mientras él estaba encerrado,
interrogando al ave de rapiña y antiguo sastre Caderousse, pero allí interrumpe
sus acciones.
Dantés se
desaparece por diez largos años, ¿qué hizo entonces? Por la personalidad
misteriosa que después envuelve al conde de Montecristo, parece ser que vivió
en oriente, donde aprendió árabe -idioma que no le había enseñado Faria- y el
modo de vida oriental que años después tanto va a ayudarle para deslumbrar a
todo Paría.
Si algo
resulta extraño, es que Edmundo, joven aún, de 33 años, y dueño de una
cuantiosa fortuna, no se sintiera tentado a ir por sus enemigos después de
ayudar a su amigo Morrel. Gracias a Faria ya sabía quiénes, cómo y por qué le
habían clavado una puñalada por la espalda, era sólo cuestión de que se lo
propusiera.
Si espero
diez años más para vengarse, en total 23, tomando en cuenta los 13 que estuvo
en prisión, se debió sin duda a conveniencias de Dumas. Era necesario
engrandecer más al personaje, darle más lustre al conde de Montecristo para
que, sencillamente, agradara más al lector. Dumas fue conocido por ser adicto a
gastar mucho y más de lo que tenía, así que es de suponerse que planeara sus
novelas no sólo para que gustaran, si no para que vendieran mucho y le costearan
su tren de vida.
Dantés ya
era un joven culto y políglota gracias a Faria, pero Dumas decidió que no era
suficiente con eso. Por ello lo envió a oriente, donde su fortuna y su cultura
se engrosaron con un modo de vida tan llamativo como exótico. El resultado, o
el proyecto de Dumas, fue extraordinario.
Aunque en
la novela no se dice, esos diez años en los que el joven vengador se perdió
presumiblemente se justifican con su afán de elaborar una venganza
extraordinaria, para saborearla lentamente. Por más que resulte extraño que a
un hombre al que le destrozaron la vida por los cuatro costados tuviera la
paciencia para esperar diez años por su anhelada venganza, cuando ya había
esperado trece.
Gracias por el dato excelente libro
ResponderEliminar