miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Por qué tardó tanto Edmundo Dantés para vengarse?

El la obra maestra sin lugar a dudas que es El Conde de Montecristo, el joven Edmundo Dantés logra escaparse de la prisión del Castillo de If a la edad 33 años, la edad de Cristo, sustituyendo el cuerpo sin vida de su gran amigo, maestro y futuro mecenas de su venganza, el abate Faria.
Al poco tiempo de escapar, tras enrolarse con unos contrabandistas, Dantés logra hallar el cuantioso tesoro que le heredó el abate, pero extrañamente no inicia su venganza. Lo único que hace, relacionado con su pasado, es ayudar a su gran amigo y antiguo patrón, el señor Morrel, pero de sus enemigos no se ocupa mas que en averiguar lo que ha sido de ellos mientras él estaba encerrado, interrogando al ave de rapiña y antiguo sastre Caderousse, pero allí interrumpe sus acciones.
Dantés se desaparece por diez largos años, ¿qué hizo entonces? Por la personalidad misteriosa que después envuelve al conde de Montecristo, parece ser que vivió en oriente, donde aprendió árabe -idioma que no le había enseñado Faria- y el modo de vida oriental que años después tanto va a ayudarle para deslumbrar a todo Paría.
Si algo resulta extraño, es que Edmundo, joven aún, de 33 años, y dueño de una cuantiosa fortuna, no se sintiera tentado a ir por sus enemigos después de ayudar a su amigo Morrel. Gracias a Faria ya sabía quiénes, cómo y por qué le habían clavado una puñalada por la espalda, era sólo cuestión de que se lo propusiera.
Si espero diez años más para vengarse, en total 23, tomando en cuenta los 13 que estuvo en prisión, se debió sin duda a conveniencias de Dumas. Era necesario engrandecer más al personaje, darle más lustre al conde de Montecristo para que, sencillamente, agradara más al lector. Dumas fue conocido por ser adicto a gastar mucho y más de lo que tenía, así que es de suponerse que planeara sus novelas no sólo para que gustaran, si no para que vendieran mucho y le costearan su tren de vida.
Dantés ya era un joven culto y políglota gracias a Faria, pero Dumas decidió que no era suficiente con eso. Por ello lo envió a oriente, donde su fortuna y su cultura se engrosaron con un modo de vida tan llamativo como exótico. El resultado, o el proyecto de Dumas, fue extraordinario.
Aunque en la novela no se dice, esos diez años en los que el joven vengador se perdió presumiblemente se justifican con su afán de elaborar una venganza extraordinaria, para saborearla lentamente. Por más que resulte extraño que a un hombre al que le destrozaron la vida por los cuatro costados tuviera la paciencia para esperar diez años por su anhelada venganza, cuando ya había esperado trece.

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