Silas es
un personaje tenebroso teñido de un romanticismo religioso que en El código Da Vinci hace correr sangre a
diestra y siniestra por una larga noche en París. Su nombre real no se da a
conocer en la historia, quizás ni él mismo lo recuerda. De niño se vio en la
necesidad de matar a su padre para impedir que siguiera maltratando a su madre,
lo que lo obligó a convertirse en un vagabundo errante, una especie de bestia mal
domesticada y peligrosa.
Sus crímenes
de juventud lo llevaron a prisión, en Andorra, pero un terremoto abrió los
muros de su celda y pudo escapar. Fue recogido por un sacerdote del Opus Dei, el español Manuel Aringarosa,
a quien poco después devuelve el favor salvándolo de uno maleantes. Es Aringarosa
quien le da el nombre de Silas en honor a un personaje bíblico.
Años después,
cuando el sacerdote ya es obispo y el hombre más poderoso del Opus Dei, un personaje misterioso, que
se hace llamar El Maestro, contacta
con Aringarosa para ofrecerle la posibilidad de hallar, y destruir, un secreto
milenario, el Santo Grial, que no es otra cosa que las pruebas del matrimonio y
descendencia de Jesús. Aringarosa, ansioso de lograr que el Opus Dei se
reivindique ante el Papa, acepta el ofrecimiento del hombre misterioso, quien
le pide un sirviente para que se encargue de buscar el secreto, sin que,
durante ese tiempo, contacte con el obispo para que no corran peligro de ser
descubiertos.
El hombre
elegido es Silas. El Maestro, sabiendo
que es un fanático religioso que está a su disposición, le ordena sacar el
secreto a los guardines del Santo Grial y después matarlos, actos que Silas
hace sin cuestionarse creyéndose un soldado de Dios. En el proceso, incluso se
carga una monja, a cargo de la iglesia de Saint-Sulpice, a donde fue
creyendo que allí se hallaba el Santo Grial, por las confesiones obtenidas de
sus víctimas antes de matarlas.
Al no
encontrar lo que busca, Silas se dedica a perseguir a Sophie Neveu y Robert
Langdon, en la mansión de Sir Leigh Teabing. Allí es capturado y llevado a
Londres en un avión. En la capital inglesa escapa y vuelve a ser nuevamente un
peligro, pero es traicionado y entregado a la policía. En la escaramuza posterior casi
mata al propio Aringarosa, accidentalmente, pero también es herido, lo que
horas más tarde le provoca la muerte.
Silas es
un personaje realmente interesante. Su condición de albino y su personalidad de
monje encapuchado hacen buena combinación. Y eso aunado a su fanatismo
religioso, que implica darse tormento físico para liberarse de sus pecados, le
dan una identidad realmente siniestra y atractiva ante el lector.
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