La
hija del rey del País de los Elfos es una de las primeras novelas del género fantástico
que explora los elementos fantasiosos de la misma forma que lo haría Tolkien y
que siguen vigentes en muchas novelas que surgen en estos tiempos y que tanto éxito
encuentran. Su autor, el aristócrata irlandés Lord Dunsany, fue de los primeros
autores del siglo XX que se consagró como uno de los grandes de la fantasía.
Lord Dunsany quizás también
sea de los precursores en la creación de los hoy tan interesantes híbridos. El híbrido
que él creo es Orión, un joven que surgió como consecuencia del deseo de los
pobladores de Erl de ser gobernados por un señor dotado de magia. Ese interés
los lleva a expresarle sus deseos a su gobernante, quien envía a su hijo Alveric
al País de los Elfos con la misión de regresar con la hija del rey.
Alveric cumple su misión: no
sin serios problemas que casi le cuestan la vida, entra al País de los Elfos,
derrota a la guardia del rey y se lleva a su hija, Lirazel. Pronto la princesa le
da un hijo, Orión, un niño que es educado por una bruja, la mejor institutriz
dado su origen mágico, y quien se ocupa de él cuando desaparecen sus padres.
Orión aun siendo niño se ve
repentinamente solo ya que su madre fue recuperada por su abuelo y su padre ha
ido por ella no se sabe a dónde. Pero al no ser del todo humano, Orión no se
comporta como tal. Lo único que lo divierte es la cacería, y acompañado por una
jauría de fieros perros recorre los bosques en busca de presas que satisfagan
su afición.
Sus andanzas pronto cobran tintes míticos, ya que el joven príncipe,
siendo medio elfo, puede tener contacto con aquellos que viven en el país de
donde es su madre. Así pronto empieza a cazar unicornios y a rodearse de
trasgos. Sus cacerías se vuelven una tarea inaplazable para él, y cada que cae
la noche se le ve merodeando entre la frontera que divide al País de los Elfos
de la tierra, esperando que alguna criatura mágica la cruce despistadamente
para lanzarse sobre ella.
Ésa es la vida Orión, un joven que no halla su completa identidad en
ninguno de los lados de la frontera y que se dejará arrastrar por su pasión
salvaje por la cacería hasta que su abuelo, el rey del País de los Elfos, quien
ve el tiempo pasar muy lentamente, decida hacer algo definitivo.
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