Alveric es un personaje que
evoluciona mucho en la novela La hija del
rey del País de los Elfos. Al principio tiene toda la apariencia de un
gallardo príncipe de cuento de hadas, incluso capaz de ir al país de los elfos
a derrotar a la guardia del rey y llevarse a la princesa. Pero no siempre es así.
Una vez que Lirazel, la
princesa elfa, es su esposa y tienen un hijo, le reprocha constantemente no
adoptar de manera absoluta su religión, ya que a ella le gusta demostrar devoción
por las estrellas y otros objetos hermosos, más que por las cosas sacras que
Alveric de impone.
Pero cuando Lirazel regresa
con su padre, Alveric enloquece por haberla perdido y se dedica de manera
incansable a buscar, abandonando a su hijo y sus funciones como señor de Erl. Mas
su búsqueda es estéril porque el rey del país de los elfos es capaz de detectar
su presencia y siempre se esconde cuando lo siente cerca.
Así es como Alveric pasa de
ser un príncipe de cuento de hadas a un hombre devastado por no hallar a su
amada, capaz de recurrir a lo que sea con tal de acercarse a ella. Cuando después
de mucho buscar no logra encontrar nada, se rodea de una comitiva estrafalaria, de hombres atípicos
entre los que merodea muy de cerca la locura, creyendo que ayudado por ellos le
será posible dar con el escurridizo país de los elfos, donde está su amada
Lirazel.
Pero esta nueva búsqueda
tampoco da resultados, ya que el problema está en la espada mágica que Alveric
lleva consigo, la misma que es una especie de alarma para el rey elfo. Y sólo
gracias a la bruja Ziroonderel es capaz de despistarlo, sin que los
desquiciados que lleva con él aporten nada.
Pero el problema radica en
que los acompañantes que le quedan a Alveric en realidad ya no desean entrar al
país de los elfos. Y están dispuestos a lo que sea con tal de detenerlo y
seguir siempre errantes llevándolo como su prisionero.
Alveric evoluciona
radicalmente, pasa de ser un apuesto príncipe a un hombre escuálido, envejecido
y con aspecto de vagabundo al que ya nada puede salvar de su cautiverio. O acaso
sólo su amada Lirazel, la hija del poderoso rey elfo.
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