Lirazel es una princesa elfa,
y el personaje que da titulo al libro La
hija del rey del País de los Elfos, de Lord Dunsany. Ella tiene una noción
del tiempo muy diferente a la de los humanos. En su país quince años terrestres
equivalen a un día. Su carácter es despistado y retraído, sobre todo para los
humanos, quienes le dan a las cosas una importancia que ella no entiende.
La princesa ama profundamente
a su padre, por quien siente una gran devoción, pero aun así, en cierta ocasión
que ve cómo un joven humano pelea contra la guardia del rey, se va con él antes
de que el soberano se enterado, cuando apenas han cruzado unas cuantas
palabras.
Poco después se casa con el
joven príncipe de Erl -ahora ya señor, puesto el día que pasa en el país de los
elfos en la tierra equivale a muchos años y al volver ya ha muerto su padre-, y
tienen un hijo, Orión. Pero al poco tiempo Lirazel ya no es feliz: no se adapta
a las costumbres humanas y no entiende la religión de su esposo, por lo que él
la recrimina constantemente.
Cuando su padre, el rey, se
entera de su ausencia, en la tierra ya han pasado algunos años, y envía un
trasgo por ella, valiéndose de una runa. Más por los reproches de Alveric que por
el poder de su padre, Lirazel regresa al país de los elfos, a sentarse como una
niña en las piernas del poderoso soberano, y allí permanece sentada por algunos
minutos, mientras su hijo crece y se vuelve un temible cazador de unicornios, y
su esposo recorre el mundo buscándola como un loco.
El rey de los elfos no quiere
que su hija vuelva con los humanos porque el tiempo será cruel con ella, la
envejecerá y le arrebatará su inmortalidad, pero Lirazel extraña a los suyos, a
Alveric y a Orión, y le pide a su poderoso progenitor que utilice su última
gran runa para reunirlos. ¿Lo hará?
No hay comentarios:
Publicar un comentario